Arrojado hacia atrás (Thrown Back).

Capitulo 11.

Harry estaba sentado en la sala común, hojeando un libro sobre magia defensiva avanzada, cuando Lily bajó saltando las escaleras de las chicas con una brillante sonrisa. Sus ojos se sintieron atraídos inexorablemente por la seductora vista de sus pechos rebotando bajo su apretado cuello alto verde antes de que apartara los ojos a la fuerza.

¿Por qué tenía que ser tan condenadamente hermosa?, se preguntó.

Cuando lo vio, los ojos de Lily se iluminaron y saltó hacia él.

"Dijeron que sí", dijo emocionada.

"Eh, ¿qué?" preguntó Harry, sacudiéndose mentalmente por mirar su hermoso rostro y sus brillantes ojos verdes.

"Mis padres. Dijeron que podías quedarte durante las vacaciones", le dijo Lily.

Harry la miró sorprendido antes de que una sonrisa se extendiera por su rostro. Finalmente tendría la oportunidad de conocer a sus abuelos, incluso si él y Lily fueran los únicos que supieran que estaban emparentados. Honestamente, no esperaba que aceptaran dejarlo quedarse durante las vacaciones completas, pero estaba feliz de que lo hicieran.

Bueno, más o menos, pensó.

Harry alejó esos pensamientos. Pensar en eso solo le daría dolor de cabeza.

"Gracias, Lily," dijo Harry con una sonrisa agradecida.

"Claro, ¿para qué están los amigos?" preguntó retóricamente. "¿Estás listo para ir?"

"Sí", respondió, levantándose del sofá.

Sonriendo brillantemente, Lily se dio la vuelta y los ojos de Harry una vez más vagaron a lugares que no deberían. Después de vislumbrar su trasero lleno y redondo en sus jeans ajustados, levantó los ojos con una maldición mental. Para evitar la tentación, aceleró tan pronto como atravesaron el agujero del retrato y caminó junto a Lily mientras caminaban hacia el Gran Comedor.

Hoy era el último fin de semana de Hogsmeade antes de que la mayoría de los estudiantes se fueran a casa, añadiendo una sensación de emoción al aire. Con solo unos pocos días para el comienzo de las vacaciones de Navidad y los exámenes parciales terminados, había un ambiente relajado alrededor del castillo. Todos estaban ansiosos por conseguir regalos para sus seres queridos e ir a casa a ver a sus familias.

Después de comer rápidamente, Harry, Lily y el resto de sus amigos hicieron fila para abandonar los terrenos. Filch, gruñón como siempre, se tomó su dulce tiempo para examinar de cerca todos los formularios de permiso y verificó cada uno con algún tipo de detector. Verlo usar el dispositivo mágico hizo que Harry se preguntara cómo podía usar algo así como Squib.

Cuando finalmente lograron salir del castillo y abordaron un carruaje, Harry tenía una nueva idea dando vueltas en su cabeza. Habiéndose aburrido bastante de sus clases, había comenzado a buscar expandir su conocimiento de otros tipos de magia. Con la idea que tenía en mente, pensó que podría ayudar a Squibs.

La mayoría de la gente no se esforzaría por ayudar a alguien como Filch. Harry no estaba muy encariñado con el hombre cuando ayudó a Umbridge durante su reinado como Sumo Inquisidor. Aún así, podía entender la amargura que sentiría una persona al nacer en un mundo de magia y aún así no poder hacer ni siquiera el simple de los hechizos. Sin mencionar el desprecio que los Squibs recibían de la mayoría de las personas solo por ser lo que eran. Harry había escuchado más de una historia de niños abandonados cuando se descubrió que no podían hacer magia.

Se estaba dando cuenta cada vez más de que Voldemort no era el problema. Era solo un síntoma de un problema mucho mayor. Había tanta ira y amargura en el mundo mágico y tantas razones para que una persona se volviera oscura que era solo cuestión de tiempo antes de que apareciera alguien nuevo para reemplazarlo. Tenía que haber un cambio fundamental en la forma en que Gran Bretaña mágica antes de que pudieran estar realmente a salvo.