"Intenté encontrar sentido alguno a mis escritos, mientras el frío recorría mi piel erizando cada parte de si; mi mirada yacía pegada al
Cielo observando como la luna invadía mi cabeza de pensamientos.
Te pegabas y revolcabas mi mente haciendo un lió en ella, tan pegajoso que al sentir tu tacto el mundo paraba y me llenaba de ti... Un éxtasis del que no escaparía viciándome cada día más.
Todo a su al rededor era extrañamente perfecto...
Esperaba la noche con ansias para sentarme en mi ventana a platicarle a la luna sobre ti, la gente me creía loca al pensar que me escucharía una esfera a millones de kilómetros de distancia al hablarle de un ser terrenal.
Pues como no hacerlo, es aquella la única que me escucha y guarda sus secretos ocultos en la noche de aquellas locuras maravillosas que hablo de tu persona.
Atenta escuchaba como narraba tu vida más de aquello que hacía parte de mis conocimientos como si de un libro se tratara, una estrella fugaz que había chocado en un cuerpo de carne profana limpiándole de todo mal... Su vida era pura, pues aún así vivía en un mundo rodeado de personas que no entendían lo que era o sentía...
Pues te vi, y supe en ese momento que aquel resplandor que soltabas amenazaba con salir, cuidando de ti a lo lejos entendiendo y aprendiendo aquellas cosas que antes eran faltantes de mi. Entendí tu belleza, y...
Entendí porque las palabras se me iban al verte, fascinada del resplandeciente brillo que alimentaba mi desesperanzada vida..."
