¿Recuerdan cuando dije que odiaba el tiempo?
Pues no cambio... Mi odio por él es más grande, más mis suplicas aumentaban cada vez más. Era hipócrita ante él y mi cuerpo pagaba las consecuencias de aquello.
Aquellas súplicas le pedían tiempo, tiempo que siempre pedía ser quitado o mermado a mi vida. Tiempo para volverlo a ver, tiempo para apreciar su sonrisa, tiempo para aclarar las cosas, tiempo para sentir sus abrazos, pero sobre todo... Tiempo para volver a empezar.