cuatro

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El frio de la noche lo podía sentir hasta los huesos, la calle se veía con una ligera niebla dispersa que la hacia ver un poco tenebrosa y le daba miedo, pero no quería decir nada, a fin de cuentas él había sido quien le insistió a Louis que quería acompañarlo.

— ¿Has visto esa película, dónde un chico va caminando por un pueblo de noche y salen caníbales a comerselo?

El alfa hundió las cejas y soltó una risa corta, pegó a Harry a su lado para abrazarlo, lo sintió relajarse.

— Oye, no hay caníbales aquí, ¿A qué le tienes miedo?

— A qué si los haya y nos estén observando justo en este momento — Miró a su alrededor, paranoico.

— Te dije que te quedaras en casa, Omega.

Harry nego.

— Me aburro, además yo quiero escoger cosas para navidad — Le hizo puchero.

Dieron la vuelta en una calle y fue como si hubieran cruzado a otra dimensión, pues las calles alumbradas y las tiendas decoradas de la época hicieron que le brillaran los ojos.

Había poca gente transitando con compras en las manos y cenas congeladas, el Omega miraba a todos lados, fascinado, era un pueblo bellísimo, y la fuente al centro de la calle, congelada y luminosa le daba el toque mágico.

— Wow, esto es muy bonito ¡Vamos ahí Alfa! — Señaló un escenario montado con trineo de Santa Claus y regalos.

Louis sintió su estómago hervir ante el llamado del Omega y ver qué las personas fotografiadas eran en su mayoría parejas sonrientes.

— Eh, yo, S-si podemos ir, digo ¿Que tiene de malo, verdad? — Divago.

Harry lo miró confuso, la actitud de Louis había cambiado drásticamente.

— ¿Estás bien? ¿Tienes miedo a Santa Claus, Alfa?

Y ahí estaba de nuevo, solo que está vez Harry lo tomó de la mano y la acarició. Se aturdió por un momento, su pecho cosquilleaba y quería gritar, veía a Harry hablarle pero por un momento no le escuchó nada.

—... Y yo le decía a mi tía ¡No ese no por qué es feo! Literalmente es un señor gordo y barbón que dice observarte siempre así que te entiendo...

El Omega hacia movimientos y señas extrañas mientras le contaba, se veía precioso.

Parpadeo unos segundos y lo sostuvo por las mejillas, Harry guardó silencio.

— No, Omega, no le tengo miedo a eso.

— ¿Entonces?

— No fue nada, de verdad, vamos.

Lo tomó de la mano y caminaron unos pasos hasta llegar al trineo, Louis lo ayudo a subir y después le acomodó el gorro sobre su cabeza, sus mejillas estaban rojizas y su nariz también, le sonrió mientras sacaba su teléfono.

— Te tomaré una foto, podemos imprimirla y usarla de decoración para la sala.

— Pero también quiero una contigo. — Hizo puchero.

— Si si, también, pero, Omega y bebé primero.

Harry sonrió mostrando sus hoyuelos en las mejillas y puso las manos sobre su pancita.

— Bien, esta es la primera foto que me tomaría con él ¡Anda Lou!

Louis rio y abrió la cámara para sacar varias fotos del Omega, estaba seguro que no sabría ni cuál elegir. Cuando terminó con él subió y se sento a su lado, iba a simplemente pegar su hombro con el menor para sacar la selfie, pero este se sentó sobre sus muslos y lo abrazó por el cuello mientras le besaba la mejilla.

ginger house • omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora