Capítulo I

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Se suponía que Soraya Rose era la malvada villana de una novela de fantasía común, una mujer hermosa de cabello rosa oscuro, rasgos delicados y cuerpo esbelto que se obsesionaría con el protagonista masculino, Lyssander, el honorable Duque del Norte, el héroe de guerra. Soraya se enamoraría de él a primera vista y se resistiría a dejarlo ir como la mujer rica y malvada que era, incluso cuando Lyssander se enamorara perdidamente de la heroína Cecilia, la santa, una chica hermosa y de corazón puro con el cabello brillante como el oro y ojos azul bebé. Ambos sortearían todo tipo de dificultades y lastimosamente romperían algunos corazones en el camino antes de vencer al rey demonio con su amor y vivir felices para siempre.

Por supuesto, como en toda novela Soraya moriría luego de que se descubriera su intento de envenenar a la heroína, un final adecuado para una mujer despreciable.

Pero en la actualidad quien residía en el cuerpo de Soraya no era el alma corrupta de esa mujer sino la de una estudiante universitaria coreana común y corriente quien murió atropellada por un camión al terminar su primer año, un clásico final lamentable.

La nueva y mejorada Soraya hizo todo lo necesario para no alcanzar un mal final, trató de evitar cualquier contacto con la protagonista femenina (sin resultado) y se acabaron volviendo amigas, su buen corazón la llevó a defender al débil protagonista masculino en su infancia ganándose su amor al convertirse en su primera amiga, la única niña que le tendió la mano a pesar de ser conocido como el "duque de la desgracia". Así Soraya fue querida por quienes deberían despreciarla incluso formó un grupo de amigos con el segundo protagonista masculino y la Archimaga quien en la historia original era una joven solitaria, temida por su poder.

La vida de la villana reformada fue bastante típica. Como en su vida anterior vivió experiencias muy duras esta vez decidió ahorrar dinero de la mesada mensual que le daban sus ricos padres nobles, así luego de que el héroe se reuniera con la heroína ella viviría cómodamente en el campo salvando su pellejo del mal final. Esto es lo que deseaba Soraya, no importaba cuantas cosas pasaran, o cuanto se desviara la historia sentía que su deber era que todo avanzara tal como en la novela original, estaba completamente convencida de que ésta era la única forma en que sus amados personajes alcanzaran el final feliz, que Cecilia desarrollara sus poderes divinos y Lyssander despertara su poder purificador para juntos derrotar al mal.

Así que cuando Lyssander en una noche estrellada frente a la fuente de aguas cristalinas de su mansión le confesó su amor, esos sentimientos obvios que guardara desde la infancia pero que Soraya tercamente se negara a reconocer, ella le prohibió a su corazón emocionarse temerosa de ser asesinada como la villana original por este hombre que conocía hace tantos años y que hasta entonces jamás le hiciera daño.

Lo rechazó convencida de que fue su intromisión la que impedía que Lyssander y Cecilia se enamoraran como deberían hacerlo ¡eso estaba destinado a suceder! ¡no podía permitir que sus sentimientos por Lyssander la llevaran a aceptarlo! Incluso si lo hería ahora, sabía que era para mejor, así que se tragó sus lágrimas y sacudiendo su largo cabello rosa le dijo:

—Me temo que solo te encuentras confundido mi querido amigo...lo que tu sientes por mí no es amor.

El hermoso hombre de cabello negro y ojos gris humo la observó destrozado:

—¡Soraya! ¿cómo puedes decir eso? ¡te he anhelado desde que te conocí a los seis años! ¡desde que me tendiste tu mano con una sonrisa cuando nadie más lo hizo!

—¿Eso? Solo lo hice porque era una niña y quería un amigo, le estás dando demasiada importancia, Lyssander  solo crees que me amas porque fui la primera mujer en acercarse a ti, pero el amor es más que eso, es compartir intereses y tener un proyecto de vida en común.

¡La Archimaga le roba el protagonista masculino a la villana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora