𝐎𝐜𝐡𝐨

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Los últimos días Minho había estado muy estresado y apurado por la primera comunión de sus pequeños. Finalmente está ya la habían hecho, se sentía muy feliz y nostálgico a la vez ya que por algún tiempo no les vería y eso le agüitaba un tanto.

Tomó un vaso de refresco para tomar el contenido mientras veía a todos los niños jugar, se veían tan bonitos y tiernos verlos de blanco, todos unos angelitos. Aunque sabía que algunos de ellos no tenían la vida tan fácil, simplemente no disfrutaban su niñez.

Cerró sus ojos al sentir un fuerte mareo y después una sensación desagradable en su garganta y parte de su estómago, llevo sus manos a su boca y correr al baño. Al llegar a este fui directo a la taza y vomitar la comida que hace rato había consumido, tiro de la palanca y levantarse del suelo poco a poco pues aquel mareo aún estaba en el aunque no tan fuerte como hace unos minutos.

Ya iban dos veces en que vomitaba al día y eso le confundía un poco pues el no era de vomitar solo cuando estaba con gripe o por estrés, pero ahora mismo no estaba enfermo de gripe así que eso queda descartado.

Era el estrés, si.

Enjuago su boca y la seco mientras se veía al espejo, su piel estaba un poco más blanca de lo normal y pensaba que era motivo de su vomito. Suspiro y salió del baño.

Todo aquel malestar que tenia de pronto ya no lo sintió por una simple razón, Bang Chan.

Paso saliva y mordió su labio inferior completamente nervioso. Percato como el padre le sonreía un poco discreto y posó su mano en su pecho, esa señal la habían inventado ellos como un "nos vemos en un rato".

Y si, tendrían su tercer encuentro.

El festejo siguió y en este Minho se pudo distraer incluso recibió algunos regalos de los padres de los niños por ser un excelente catequista, uno muy bueno y puro, eso comentaban los padres de familia.

Al poco rato cada familia se fue despidiendo del personal de la iglesia, tomando a Minho por último pues este se había puesto muy sentimental, lloró cuando todos los niños le abrazaron y le agradecieron, no era una despedida del todo, era un hasta luego, pero Minho se había impuesto mucho a ellos. El pequeño salón de la iglesia quedó vacía, solo quedaban el misionero Jeongin , el padre Chan, algunas monjas y él.

Camino hasta donde estaban ellos para hacerles una reverencia.

—Ya me retiro, fue muy lindo todo y gracias por seguir dándome la oportunidad de seguir acá— comentó el menor amable.

—No hay nada que agradecer Minho, todo los niños te quiere y por supuesto los padres de familia más al ser un chico tan puro para hacer este trabajo.

Minho solamente sonrió tímido y volver hacer una venia.

—Me alegra escuchar eso, aun así muchas gracias, ahora si me retiro. Bonito día.

—Dios va contigo Minho— le respondió Chan y él menor sonrió.

Salió de la iglesia e ir directo al punto en donde había quedado con el padre, en la última parada de autobuses del pueblo lo cual camino casi seis cuadras grandes para llegar a esta, aún había mucha gente en la calle pues eran las 3 de la tarde.

Se sentó en la banca y así esperar un camión de pasaje para subir e ir al lugar a unos cuantos kilómetros del pueblo, en donde estaba la casa de su mejor amigo Jisung la cual se la prestaba para los trabajos de Minho, la pintura en caballete.

Porque si, era algo que Minho amaba hacer más sin embargo nadie de su familia aceptaba aquella actividad.

"Eso no te dará nada de dinero"

Pecado ( Chanho )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora