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Un día soleado acaparaba toda la zona de entrenamiento del club FC Barcelona, donde la mayoría de sus integrantes se encontraban realizando los ejercicios que se les asignaba antes de iniciar con un pequeño partido para notar el rendimiento de estos

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Un día soleado acaparaba toda la zona de entrenamiento del club FC Barcelona, donde la mayoría de sus integrantes se encontraban realizando los ejercicios que se les asignaba antes de iniciar con un pequeño partido para notar el rendimiento de estos.

Estos meses el entrenador se mostraba más exigente por el hecho que pronto llegaría un torneo importante donde el triunfo era lo único que los motivaba a seguir.

—¡El tiempo terminó!— avisó el DT observando su cronómetro. Eso significaba que podían ir a los vestidores a ducharse e irse. —Vamos, vayan todos que consigo oler el sudor desde aquí.

Algunos alfas se reían por las palabras del beta, Robert estaba entre estos, puesto que le divertía notar que en su faceta seria, podía tener algo de humor para bajar el ambiente.
Sin embargo, tampoco se hizo esperar más, pues ansiaba reencontrarse con su omega que le esperaba en casa y no despegarse más de él.

—Espera, tío. Que te vemos muy apurado por ducharte. — bromeó Ferrán quitándose su camiseta.

—Lewan, deja de mantener secuestrado a mi mejor amigo y tráelo de vuelta. — ordenó el joven alfa dueño del dorsal ocho, pareciendo serio por su mueca, pero se notaba el claro tono burlesco en sus palabras.

Mi omega debe descansar, verás que cuando se vuelva ese niño hiperactivo y gruñón querrás que se quede de nuevo.

—Que considerado.

La tercia continúo entablando una conversación animada hasta que por fin llegó la hora ir a las duchas.
El polaco procuró no tardar demasiado, pero cuando confirmó que todos sus compañeros se habían ido, supo que quizás el agua le hizo perder la noción del tiempo. Aún así, no le dió demasiada importancia y fue a su casillero para vestirse con prendas más cómodas. Solo que de pronto, los pasos y el singular aroma de uno de sus amigos en el campo, hizo presencia; Gerard Piqué.

Ambos alfas mantenían una gran relación, por lo cuál no era novedad que siempre estuviesen conversando o a veces haciendo dupla para los entrenamientos.

Pero el alfa español hace tiempo llevaba algo en la punta de su lengua, y quería expulsarlo. Sabía que se vería mal decirlo de una forma repentina, pero la curiosidad llevaba ganándole todos esos días desde que había oído los rumores y nunca fue capaz de descubrir cuál era verdad.

—Para ser honesto, no esperaba que mantuvieras una relación con el niño. — comenzó Gerard tomando un sorbo de agua de la botella que mantenía consigo. —No es cómo tus otras parejas.

—En realidad, Gerard. — dijo Lewandowski con ligera molestia por el innecesario comentario. —Él es mucho mejor que las demás. Puede tener sentido nuestra conexión al ser destinados, pero pienso que realmente es maravilloso.

—¿Acaso también tiene peluches y muñecos guardados?— bromeó el menor mientras tomaba su bolso.

—Creas o no, le pertenecen a Klara. Solo que él juega con nuestras niñas. — una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar esas preciadas situaciones del omega con las cachorras de ellos.

—¿Y por qué te enlazaste con él? Seas su alma gemela o no, todos somos libres de elegir. — Piqué volvió su mirada hacia el polaco, pero este se mantenía sumido en sus pensamientos. Un momento de silencio reinó en ambos, y ahí el rubio obtuvo su respuesta. —Perdoname, Lewan. ¿Soy muy curioso? No te preocupes por eso, es solo que al niño lo veo como mi cachorro.

—Está bien, comprendo. — respondió mostrando una ligera sonrisa a la vez que acomodaba sus cosas y comenzaba a caminar indicando que se iría para que el alfa le siguiese.

—Debo apurarme, mis cachorros me esperan para irnos a un pequeño viaje por las islas canarias. — informó con una ladina sonrisa. —Saluda a Pablo de mi parte, ¿Si? Y por cierto, te deseo una feliz boda.

Cuando se despidieron, ambos padres de familia tomaron diferentes caminos rumbo a sus hogares. El polaco, en el viaje hacia su casa, se mantuvo callado teniendo en mente la conversación con el gallego.

—Gavi...— Robert soltó una pequeña risa al tener en su mente al dueño de su corazón. —...Realmente no sé cómo me atrapaste.

Quizás habrían pasado más de seis años desde que se conocen, y en todos ellos, dieron pequeños pasos hasta formar la familia que actualmente son. Cuando el alfa tenía solo veintiocho años fue cuando conoció a quien sería su alma gemela; el niño apenas había cumplido la legalidad y ahí fue cuando aceptaron que jugara en la primera división.
Tal vez en ese momento fue cuando el polaco cayó cautivado ante él, pues su aroma, el carácter tan bravo que tenía en los partidos y el hecho que no le importaba ni un poco su casta en la profesión, eran unos factores que realmente llamaron su atención.

La constante molestia del delantero era que su chico siempre estaba impregnado de las feromonas de su mejor amigo, al principio quizás se creyó el cuento de que era por protección al sevillano, pero las constantes bromas de sus compañeros hacia ellos solo causaba desagrado en su lobo.
Por eso Lewandowski tomó la iniciativa con movimientos discretos, nadie sospecharía nada, ni siquiera el omega que siempre mostraba gran efusividad al verle. Si tuviera que pensar en elegir tener una relación que no haya tenido tantos revueltos cómo lo hizo con Gavi, siempre se negaría; desde que sus mundos conectaron, su vida fue más maravillosa.

—Oh Dios...Que cursi sonó eso en mi mente.

Al llegar a la casa que compartía con su omega, notaba que había silencio por el lugar; lo más seguro es que sus niñas estén tomando la siesta, pero el aroma de su amado se percibía por toda la casa, de seguro estuvo activo en el día y aprovechaba...

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Al llegar a la casa que compartía con su omega, notaba que había silencio por el lugar; lo más seguro es que sus niñas estén tomando la siesta, pero el aroma de su amado se percibía por toda la casa, de seguro estuvo activo en el día y aprovechaba la calma hasta su llegada.
Lewandowski decidió hacer lo mismo, pues dejó la mochila que llevaba a los entrenamientos a un lado del gran sofá y él mismo se recostó allí; sus manos entrelazadas, suspiros lentos y su mirada en el techo comenzando a meditar sobre una pregunta en especial:

¿Por qué él?

WHY HIM?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora