Epílogo.

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Veinte de noviembre; una fecha que la familia Lewandowski-Gavira tenía anotada con remarcadores en su calendario

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Veinte de noviembre; una fecha que la familia Lewandowski-Gavira tenía anotada con remarcadores en su calendario.
Al fin el día tan ansiado había llegado, el momento en el que la pareja de destinados se unirían cómo aquella promesa había decretado. El aroma de los nervios en los protagonistas de la gran fiesta podía olerse a kilómetros, pues después de pasar por tanto estrés ante los preparativos, las invitaciones, el alojamiento pero también los críticos comentarios de la prensa que ansiaba descubrir cómo se haría la boda íntima de los prometedores jugadores del FC Barcelona.

—¿Por qué miras por el balcón cómo en esas películas románticas?— Gavi escuchó la voz de su mejor amigo en la silenciosa habitación. —¿Esperabas que vaya con una serenata?

el omega se volteó para observar al pelinegro que le regalaba una alegre sonrisa. —Oh sí, que Dios me libre y me guarde si eso sucediera.

Los jóvenes se rieron en conjunto y compartieron un abrazo en donde la calma abundaba junto a una delicada caricia en la espalda del sevillano.

—Solo pensaba en cosas...

—¿Piensas? Vaya, tío. Eso es un gran avance.

—Callate, hostias. Estoy compartiendo mis sentimientos contigo. — se quejó Pablo separándose del abrazo ajeno para dedicarle una burlesca mirada.

Pedri únicamente se limitó a apreciar al menor, ¿Tanto tiempo había pasado? Parecía ayer que se conocieron en el club cuando apenas el omega había entrado, y luego los años pasaron, y ahora sería capaz de verlo en el altar cumpliendo uno de los sueños que siempre habría querido si él no fuese futbolista, pues para el de ojos miel, su prioridad era su carrera cómo jugador.
Realmente las cosas cambiaron.

—Sentemonos y cuéntame qué sucede, ¿Bien?— sugirió el joven alfa guiandolo hacia uno de los sofás que se hallaban en el cuarto. —Te escucho.

sin embargo, el menor se tomó un tiempo antes de responder, pareciera que quería acomodar las oraciones en su mente. —Esto es todo lo que me pude imaginar con Robert. Una relación, una familia, la convivencia y quizás...Dar el pasito mayor, y casarnos.

—Bien.

—Sé que es estúpido, pero los medios últimamente estuvieron muy...Agresivos. Ya sabes, no se ve muy bien haber tenido dos hijos y luego casarse, menos con nuestra historia. — informó con un ligero tono que podría pasar por tristeza. —Y es solo que no puedo evitar pensar que estoy deteniendo que Rob pueda sacar su mejor potencial en el deporte solo por mis deseos.

—Pablo Martín Páez Gavira, permite que quiera golpearte ahora mismo. ¿Estás escuchandote?— Pedri mantenía su ceño fruncido por lo escuchado. —Mira, pensemos esto.

—¿Pensar qué?

—Literalmente eres madre de dos hermosas niñas, una mágica promesa española con tan solo veintitrés años, un omega de gran carácter y porte que de seguro intimidarías a cualquiera, lo mejor de todo, siempre te propones en conseguir lo que quieres. — comenzó el Alfa de un aroma a licor con coco; uno extraño, pero sin duda llamativo. —Por eso estamos aquí, ¿O no? En medio de una playa en Costa Rica desde hace una semana, alojados en un bonito hotel con todos sus amigos más queridos para presenciar en solo unas horas el sagrado matrimonio con tu destinado, Pablo. Todo esto fue posible porque ambos lo quisieron, ¿Y todavía te preguntas si él enserio desea casarse? Lewan lo quiere, porque es contigo.

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