Si pensaba en una segunda razón de estar con él, podría decir sin dudar que siempre suele ser tímido, pero desvergonzado en su afecto cuando se encuentran solos.
Con el torneo mundial finalizado, pronto volverían los entrenamientos en el FC Barcelona, pero aún así, en unos meses específicos no fueron capaz de verse, se juntaban menos y solo escuchaban de ambos por algún medio en especial. Pero siempre que se encuentra con su amado omega, los dos expresan su añoranza, la devoción por el otro, sin tapujos de por medio.
Aún recuerda cuando los entrenamientos del club español volvieron a retomarse, Gavi y él no se habían visto en un tiempo, por lo que cuando el momento de las duchas llegó y sus compañeros hacían fila para bañarse, Pablo lo empujó hacia uno de los cubículos del baño y tomó la iniciativa al colocarse de puntillas para sentir por fin los deseados labios del alfa.
Lewandowski lo correspondió al instante, pues aún no comprendía cómo pudo pasar tanto tiempo alejado de su pareja sin enloquecer en el momento; al sujetar la nuca del menor, la punta de la lengua ajena sobresale entre medio de sus belfos, y ahí esta la señal del polaco para tener el control una vez más.
Al final, ambos vuelven a besarse con ansias, intentando que con solo eso se pueda apaciguar el dolor de sus lobos por no encontrarse.Gavi casi sin evitarlo, siente que se derrite en los brazos de Robert por el cálido abrazo que le regala al instante que se separan. El dueño de los ojos miel deja su cabeza enterrada en el hueco entre el hombro y cuello de su acompañante, y la encantadora feromona del cuerpo más pequeño se emitía inconscientemente para su destinado.
—Lewy. — dijo, en un suave tono mientras sus ojos se mantenían cerrados. —Te extrañé. — continúo sin rodeos y demostrando sinceridad, incluso aunque sus orejas estén rojas por la vergüenza.
—Niño, también te extrañé. Muchísimo. — respondió Lewandowski depositando un beso en la cabellera rebelde. —Ahora no te dejaré hasta el próximo torneo, mi omega. — informó besando ahora la glándula contraria, sintiéndose satisfecho al sentir que el cuerpo del menor temblaba ante cualquier tacto suyo.
De igual manera, Gavi podía ser fácil de persuadir; un beso y un abrazo calmaban sus enojos, o alguna insatisfacción en su corazón. Robert nunca descifró si eso sucedía porque él era el dueño de esas acciones o si realmente el menor tenía ese comportamiento.
Lewandowski sabe que no. Podía afirmarlo cuántas veces sean necesarias, porque él tenía claro todo lo que causaba en el centrocampista.Pero también así, siempre le hacía gracia recordar cómo habían concebido a su primer hija: Klara.
Hacía un tiempo, había persuadido a un somnoliento Pablo para que le dejara eyacular dentro en sus encuentros sexuales.
—N-No intentes ganar s-solo porque ¡A-Ah! Estoy cansado...— respondió en medio de sonoros gemidos mientras se aferraba a las sábanas debajo suyo por las feroces embestidas que le hacían ver las estrellas. —¡Robert! ¡M-Más!
—No intento nada, omega...— gruñó al final de su oración por la placentera estrechez en la que estaba siendo sometido. —...Eres t-tan delicioso ¡Mh! Tan m-mío.
La habitación en la que se habían aislado tenía las feromonas de la pareja mezcladas entre sí, siendo tan sencillo percibir el deseo y la lujuria mientras ellos se perdían en la fogosa sensación que podía llevarlos a la perdición.
Lewandowski salió del menor, y le giró abruptamente para dejarlo en cuatro y arremeter sin compasión contra sus caderas. Las fuertes manos del alfa se paseaban sin pudor con el cuerpo más bajo, quien solo podía soltar agudos gemidos llamándole a él; a su alfa. Y eso solo podía encender mucho más al mayor.
—¡Alfa! ¡Mgh! P-Por favor...— balbuceaba el más bajo al no poder concentrarse en nada más que el obsceno sonido que hacía presencia cada vez que sus cuerpos se unían.
—¿Por favor, qué? Pídelo correctamente, omega. — jadeó cerca del oído ajeno, y continúo trazando un largo camino de besos desde esa zona hasta llegar a su espalda. —Y así tal vez...Pueda permitirtelo.
Pablo hundió su rostro en la almohada húmeda por las lágrimas que el fogoso momento le hacía soltar. Intentaba articular alguna palabra coherente para responderle a su alfa, pero sus descontrolados jadeos pidiendo por más eran un impedimento claro.
Robert lo notó, por esa razón una de sus manos se deslizó hasta el miembro de su pareja dónde comenzó con un veloz movimiento a la par de los embistes.El alfa, gimiendo bajo por el cosquilleo en su abdomen bajo que le anticipaba lo que sucedería, volvió a hablar mientras con su mano disponible tomaba con fuerza la cadera del omega, usándola a su antojo para tirar de esta hacia atrás logrando llegar aún más profundo.
—Déjame acabar dentro, mi omega. — pidió con un gruñido de por medio ante la vista que le otorgaba su amado al girar su rostro para conectar sus miradas. —No estás en celo, será más complicado que quedes preñado...
Pablo, preso del placer que su alfa se encargaba de darle, aceptó bajo su suave ofensiva, sintiendo de pronto que las posiciones cambiadas y ahora él estaba sobre su pareja; quien le observaba con las pupilas dilatadas y los colmillos asomándose discretamente con necesidad de volverle a marcar.
Y así fue.
Con uno, dos, tres saltos que dejaban que sus instintos más primitivos tomaran el control, ambos llegaron al clímax. El abdomen de los dos terminó manchado, y en el interior del omega fue expulsado en gran cantidad el esperma del alfa.
—Mío. Solo mi omega. — susurró al instante que sus colmillos dejaron de atacar aquella marca que tiempo atrás había dejado en el cuello de su precioso niño.
Esa no fue la única vez que pidió ello, y fueron más veces en la que volvió a persuadirlo hasta que finalmente lo había preñado.
Recordaba discusiones, pequeñas peleas sin sentidos por los cambios de humor en Gavi y también la polémica que los medios habían creado con ellos por el bebé; pero nunca les importó, porque fue una etapa que sin duda repetiría una vez más, y no solo porque su omega se veía bellísimo con una pancita.
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WHY HIM?
Short Story• Piqué nuncɑ se imɑginó que Robeɾt γ Gɑvi teɾminɑɾíɑn en unɑ situɑción ɑmoɾosɑ, γ su cuɾiosidɑd es mɑ́s gɾɑnde ɑl pɾeguntɑɾle ɑ su compɑñeɾo de club el poɾqué; solo que consigue que el ɑlfɑ polɑco pensɑɾɑ en tɾes ɾɑzones de enlɑzɑɾse con su p...