Último día de verano, Harry espera en la entrada de la casa de su tío Vernon al taxi que lo llevará a Grimmauld Place, donde se reunirá con Hermione y Ron, además de Ginny, los gemelos Weasley y, por supuesto, Sirius. Harry no ha podido estar durante las vacaciones con él porque tenía mucho papeleo del ministerio para que la ley de busca y captura contra su padrino fuera por fin eliminada, y el hecho de que todavía es menor de edad sólo le añadiría más papeleo a la mesa. Pero cuando Sirius fuera libre presentaría una petición para tener la tutela de Harry a tiempo completo.
Una fresca brisa corre por Privet Drive ese 31 de Agosto, y Harry se acuerda de aquel verano en el que Ron arrancó la verja que su tío Vernon había colocado en la ventana de su cuarto para que no fuera a Hogwarts ese curso. Un claxon le saca de sus pensamientos y al ver que se trata del taxi coge rápidamente sus maletas y la jaula de Hedwig y las mete en el maletero del viejo coche. El viaje transcurre sin ningún problema, el taxista le hace unas cuantas preguntas triviales y a los 10 minutos decide poner la radio, en la que suena una rítmica canción de Jazz.
Cuando por fin llega a Grimmauld Place, Harry paga, le da las gracias al taxista y coge sus cosas del maletero. Cuando entra en la casa, esta está a oscuras, y hay una sensación de frío que hace que Harry se encoja sobre sí mismo.
— ¿Sirius?— No hay respuesta. Cuando Harry entra al salón ve una copa de vino tinto tirada en el suelo, manchando la vieja alfombra. Sube la mirada al sofá de tres plazas colocado al fondo del cuarto y ve un brazo colgando de un cuerpo inmóvil, cubierto por una manta negra.
—¡Sirius! ¡Despierta Sirius, qué ha pasado! Mierda—. Harry sacude el cuerpo de Sirius con desesperación sin saber que hacer. De repente, Sirius abre los ojos, asustado por el repentino zarandeo. —¿Harry? ¿Qué pasa? ¿Qué haces?—Sirius se para un momento a observar la escena sin entender la cara de terror que presentaba Harry. Luego ve la copa de vino en el suelo, él bajo la manta en el sofá, la casa a oscuras... —Estoy bien Harry, tranquilo —. Sirius le agarra de los hombros mirándole a sus grandes y acuosos ojos verdes.
— Pero... la copa—. Dice Harry si en shock.
— Me quedé dormido después de estar mirando unos papeles del ministerio, y se me cayó la copa de vino al suelo. Estoy bien, enserio—. Harry nota como la respiración vuelve a su ritmo normal. Se frota los ojos quitándose las lagrimas que estaban a punto de salir y abraza a Sirius tan fuerte como puede —. Te llamé desde el pasillo y no contestaste—. Sirius le devolvió el abrazo, calmando a su ahijado.Cerca de una hora después Harry ya estaba sonriendo como si nada hubiera pasado, riendo y haciendo bromas con Sirius. Al rato llegaron los Weasley, y tras abrazos de reencuentro le informaron de que Hermione se encontraría con ellos en la estación 9¾ al día siguiente, ya que tenia que ayudar a sus padres con algunos asuntos de la clínica dental.
—Te lo digo enserio Harry, es imposible que no seas prefecto, ¡eres el niño que vivió!— Los chicos, lejos de irse a dormir, se encontraban discutiendo sobre quién saldría prefecto este curso, y mientras que Ron se apostaría todos sus galeones a que Harry sería uno de ellos, el moreno no estaba tan seguro.
—No lo sé Ron, a los prefectos les escogen sobre todo por motivos académicos, y yo no tengo buenas calificaciones. Lo más lógico es que salgan Hermione y Dean.
—Harry, amigo mío, debes ser realista. Por el simple hecho de que tienes esa cicatriz en esa frente tuya — dijo Ron apuntándola con el dedo sin llegar a tocarla, ya que sabía que era incómodo para Harry —, vas a estar siempre involucrado en situaciones como esta, te las merezcas o no—. Harry frunció el ceño, molesto por la gran verdad que acababa de soltar su mejor amigo.
—Pues no es justo, yo quiero estar tranquilo, aunque sea un maldito curso—. Ron se encogió de hombros y se metió en la cama, dando por finalizada la conversación. Pronto, ambos chicos se durmieron.A la mañana siguiente, ya en la estación 9¾, Hermione se disculpó con Harry por no haberle avisado a él también de que al final no se reunirían en la morada de los Black, a lo que Harry le restó importancia zarandeando la mano. —¿No estáis nerviosos por saber quienes serán los prefectos?— Dijo la castaña con un brillo de determinación en los ojos.
—Ya sabes que una vas a ser tú Herms, no tienes de qué preocuparte—. Dijo Harry, aclarando lo ya evidente. La chica le dedicó una sonrisa complacida y el silbato del tren sonó, indicando que estaba a punto de salir.A los prefectos elegidos les llegaría una carta vociferadora anunciándoles la noticia, y Harry estuvo más de la mitad del viaje rogándole a Merlín de que no le llegara ninguna. Para su mala suerte una vociferadora llegó al vagón del trío de oro. Como ni Harry ni Hermione querían abrirla por los nervios, aunque provocados por situaciones muy diferentes, Ron la cogió y abrió el pequeño sobre, que pronto habló. —Harry James Potter y Hermione Jean Granger, habéis sido elegidos para ejercer el honorable cargo de prefectos de la casa de Godric Gryffindor. Dentro de 15 minutos deberéis reuniros con el resto de vuestros compañeros prefectos en el vagón que se ha dispuesto para vosotros, y en el que el profesor Lupin les explicará sus tareas. Un cordial saludo, la directora McGonagall.— Mientras que a Hermione le brillaban los ojos y tenía una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, a Harry parecía que le acababan de echar un balde de agua fría encima. Poco sabia que cierto chico Slytherin de cabellera rubia tenía exactamente la misma expresión en el rostro al llegarle la noticia.
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Perfectos Prefectos
FanfictionA finales de cuarto año Voldemort fue finalmente detenido, y tras un verano de lo más tranquilo, llega septiembre dando comienzo al quinto año de Harry Potter en Hogwarts. Lo único que Harry quiere es tener un curso en el que pueda estar en completa...