Parte Tres

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28 de agosto, 2018

Academia Jujutsu

La mañana se siente cálida, agradable. Quizás sea la primera vez que se levanta de buen humor, incluso su alfa se siente enérgico. Maki se ofreció a entrenar con ella, ayudarla a mejorar su manejo con las armas malditas.

—Buenos días—saluda a la beta que está sentada en los escalones. Ella asiente, concentrada en limpiar su katana. —Maki-senpai parece estar acostumbrada a levantarse temprano—los ojos negros la observan sin comprender. —...a mí me cuesta demasiado. Esta mañana apenas lograba abrir los ojos y...

—¿Por qué aceptaste? —interrumpe. —Pudiste quedarte en cama.

—¿Y perder esta oportunidad? Por supuesto que no. —Maki niega con la cabeza; un gesto que a ella le parece tierno. Su futura pareja es una mujer fuerte, caprichosa y altanera; si quiere reclamarla, deberá estar a la altura.

«Mi esposa» piensa con ojos de corazón.

—Oye—llama al ponerse de pie. —Deberías decirle a tu amigo que no se interese en Megumi. —Nobara frunce el ceño. —A mi primo no le interesan los—suspira. —...no tiene tiempo para una relación. Si no quiere salir herido, será mejor que busque a otra persona. —Las palabras de Maki siembran miles de preguntas en Nobara, pero su curiosidad muere cuando la beta le sonríe. —Vamos, estoy deseando pelear contigo.

Edificios Sakurako

Los rayos del medio día atraviesan las cortinas de la habitación; iluminan el desorden y tiñen el blanco de las paredes. Sobre la alfombra de color celeste hay zapatos, calcetines y envoltorios de condones; pruebas del acto que se ha cometido.

Ajustando la tira de la bata de baño sobre su cintura; camina por la habitación hasta detenerse frente al gran ventanal. El sol brilla sobre la ciudad, los edificios son tan enormes como un rascacielos.

Fue una suerte que lograra rentar este departamento, ubicado en el centro de la ciudad con una de las vistas más hermosas. Los pasos de su compañero le hacen girar; el hombre mayor toma asiento sobre la cama, sin importarle la humedad que gotea de su cabello.

—Eres un niño—reprocha, mientras toma una toalla más pequeña. Sentándose sobre las piernas del hombre, empieza a secarle el cabello. —Te he dicho que no dejes tu cabello húmedo o te enfermaras. —El corazón del alfa se acelera, y sin contenerse envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Megumi. —Satoru...

—Me gusta cuando te compartas como todo un alfa—expresa. Las mejillas de Megumi enrojecen; quizás si su teléfono no hubiera vibrado, ahora estarían follando como un par de conejos insaciables.

—Hola—responde la llamada. —No te preocupes, no hay nada de qué alarmarse—sonríe. —¿Cuatro días? Creo que perdí la noción del tiempo...—colocándose las pantuflas, sale de la habitación. —Ahora mismo estoy en una misión—sentándose en un taburete, observa a Megumi preparar el desayuno. —Debí avisarte, pero...—calla. La voz de Yuji se vuelve más fuerte. —Acabo de ver a una maldición—relame sus labios. —Creo que nunca había visto una como esta...—Yuji pregunta. —No lo sé, parece tener una belleza muy peculiar.

Peque: [¿Cuándo regresaras?]

Peque: [Quiero desafiar a Maki a un combate]

—¿Estas seguro? —poniéndose de pie, se acerca a su pareja y la envuelve en su brazo. —Los Zenin—apoya la cabeza sobre el hombro de Megumi. —...son personas a las que debes temer, ni siquiera yo me atrevería a enfrentarlos. —El cuerpo de Megumi se tensa ante sus palabras; ambos saben que, si Megumi lo pidiera, Gojo acabaría con Zenin en un simple tronar de dedos.

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