XX: La luz de la verdad

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El día tan esperado por Aioria por fin había llegado, era una mañana tan hermosa, el cielo despejado y el sol brillando para todo el santuario. Era el clima perfecto para ese día.

En el templo de Leo, se encontraba Afrodita y Aioros ayudando a Aioria con su traje, mientras que el resto de caballeros se encontraban a las afueras del santuario, viendo que todo estuviera listo para la llegada de los novios.

—Que envidia Aioria... Desearía ser yo quien se casara primero de toda la orden dorada.—Comento Afrodita con una sonrisa, mientras le colocaba una capa blanca a Aioria, era una capa con bordes de encajes y larga que reemplazaba al velo habitual de una novia.

—Mi hermano es muy afortunado... Milo cuidara bien de él.— Respondió Aioros, abrochando la camisa de su hermano.

Aunque Afrodita y Aioros estaban animados con la boda de Aioria, el novio no se sentía igual. No había tenido la oportunidad de hablar con Milo, ya que el día anterior, el escorpión se había encerrado en su habitación y no había salido en todo el día. Aioria suspiro algo angustiado pensando en el comportamiento de Milo en las últimas semanas.

—Aioria... Estás perfecto, sin duda Milo se quedará sin palabras al verte, eres toda una belleza!— Halago Afrodita, apartándose del espejo para que el Leo se viera en el.

Aioria despertó de sus pensamientos al escuchar a su compañero y se miró al espejo. Su traje blanco y la capa larga era el diseño perfecto para su boda, es lo que había soñado, pero no se sentía feliz. Tenía ganas de llorar y eso se evidenció cuando algunas lágrimas salieron de sus ojos.

—Aioria! Es de mala suerte llorar antes de tu boda... No lo hagas.— Dijo algo alarmado Afrodita. Mientras buscaba los pañuelos.

—Que sucede Aioria? deberías estar feliz... Recuerdo que cuando eras pequeño me dijiste que tú sueño era casarte con Milo. Hoy ese sueño se hace realidad? Porque lloras mi pequeño cachorro?— La dulce voz de Aioros hizo que el Leo se abrazara a el con fuerza, el no era sentimental, pero todo lo que había pasado le dejaba un dolor en su corazón. Pero no podía dar marcha atrás, porque ya todo estaba hecho.

—No sucede nada malo hermano... Es solo que estoy emocionado, como lo dijiste este era mi sueño y no puedo creer que está pasando.— Aioria sintió como el mayor limpiaba sus lágrimas y besaba su frente. Como si le transmitiera las fuerzas que necesitaba para continuar.

—Un día tan especial no tienes porqué llorar... es posible que lo que Afrodita diga sea cierto...— Comento con una sonrisa de burla, causando cierta molestia en el caballero de Piscis, pues lo había escuchado.

—Si algo malo pasa en la boda verán que tenía razón!— Afrodita se acercó a los hermanos para pasarle un pañuelo al Leo y también su ramo de flores.

Como los tres ya estaban listos, salieron del templo para ir al altar. Aioria trato de mostrar su mejor sonrisa, pensando una y otra vez en que una vez casado con Milo toda duda desaparecería y sería feliz, porque es lo que había soñado y por fin lo tenia.

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En el templo de Acuario a pesar de ser un poco tarde, Camus seguía arreglándose para la boda de Aioria, y es que por una vez también quería molestarlo de una forma inocente.

Pronto su novio había llegado al ver que tardaba. Entro hacía la parte privada y al abrir la habitación se quedó con la boca abierta mientras que su rostro se pintaba de rojo al ver a su pareja.

Y es que Camus tenía el cabello recogido y al costado una rosa blanca con algunos lasos que caían delicadamente por su cabello, el traje blanco que vestía era digno de la realeza por algunos adornos dorados que había en su hombro y pecho, así como los botones de su camisa de encajes y sobre todo la chaqueta de seda era larga por la espalda, adornado con una rosa y la caída ondulada lo hacía ver más que elegante.

Mal de amores [DeathmaskxCamus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora