El reloj marcaba las seis y treinta y nueve de la mañana en la ciudad California, Estados. ¿Una ubicación más específica? En la residencial Mystic Hills se mantenía como siempre, en silencio total, un silencio único como el que nunca se escuchó antes. Los pájaros cantaban a libre albedrío y su trinar hacia eco en el silencio del espacio repleto de casas de pura gente bien.
En la esquina de la calle 13 solo había un grupo de tres ingenieros de la compañía residencial, a lo lejos, casi a 700 metros, había un grupo de trabajadores formando una larga cola para probar los deliciosos desayunos de doña María, una mexicana muy conocida por aparecerse en las obras a llevar el desayuno a los trabajadores. Pero esta hoy tenía a una ayudante nueva. Esta tenía cabello castaño y ondulado hasta la cintura, ojos color miel y rostro angelical, su nombre era Manuela Chávez, o Magaly, o como quisieran llamarla. Ya eso no era algo que le interesara ni mucho menos que le robará la calma.
‐¿Qué hay doña Mary? Hoy si que se voló la barda trayéndonos a esta preciosura de Dios, y, ¿Cómo es que se llama el angelito ah?‐ aunque la castaña vestía un suéter enorme color gris y jeans ajustados, uno de los trabajadores no pudo obviar la pregunta a lo que doña María le respondió golpeándolo en la cabeza con el diario que estaba leyendo -A esta niña ni la mires que es una sobrina del patrón Julio así que si quieres conservar los ojos mejor ándale con cuidado y no mires a sus niñas‐ la voz de la anciana pareció calar en la mente del jornalero quien haciéndole una reverencia a la morra bajó la mirada.
La chica sonrió y negando con la cabeza le dio un ligero toque en la frente al tipo ‐No ña Mary, cáigase que hasta importante me siento... No mi Braulio, ni te agüites, es normal que a una belleza como yo más de cuatro quieran hacerle las galas pero no es pa' tanto... Soy Magaly, un gusto‐ le habló como si nada pero al ver que el tipo no respondía se río alto ‐Por el Julio ni te preocupes, si no le hubiera gustado lo que dijiste ahorita estarías muertecito y estás vivo, además... ¿A que morra no le gusta un piropo ah? Ya tranqui‐
El sujeto sonrió a medias y asintió ‐No pos igual me disculpa, no era mi intención incomodar... El gusto es mío y diría mi nombre pero veo que ya se lo sabe‐ habló este con un poco más de confianza.
Magaly le guiñó un ojo ‐No, pos pa' que veas que no solo me siento a verme bonita por ahí mi Braulio‐ le habló con tranquilidad y siguió atendiendo el puesto con normalidad.
A eso de las siete de la mañana el puesto estaba vacío y ya la señora María y Magaly estaban terminando de recoger el puesto. Siete doce, llegó el camión que recogió a Doña María y Magaly se quedó en la acera esperando alguna orden.
Siete veintidós de la mañana y de pronto el portón de una de las casonas a casi un minuto de su ubicación se abrió dejando salir un auto se lujo color gris oscuro ‐Bueno ya, todo el mundo en posición, ya casi salen así que aguas... Magaly, ¿Cómo vas?‐ la voz de Julio resonó en el comunicador de Magaly y esta asintió ‐No más dígame patrón a quien hay que matar y yo lo hago‐ respondió esta.
‐Ya te dije que no me hables de usted y si, necesito una cosa... Distracción, te quiero en veinte segundos en la casona de la que acaba de salir el carro, justo en el portón que ya van saliendo la chacha y la morrita a tomar el autobús del colegio‐ ordenó Julio y Magaly asintió
‐Ta güeno, voy‐ dijo con tranquilidad y salió corriendo en dirección de la casa indicada.
Justo cuando llegaba al frente de la casa venia desembocando un autobús del colegio en la esquina de la calle. El portón volvió a abrirse y la primera en salir fue una niña pequeña, de cabello lacio y rubio quien, se estrelló contra Magaly justo en el momento en que el autobús se estacionada frente a ellas.
Todo fue muy rápido, Magaly se agachó a tomar a la niña quien se había caído, la muchacha de la casa salió corriendo a ver que le pasaba a la niña, un segundo más tarde Magaly volteó a ver el autobús y este estaba vacío. Nunca el autobús estaba vacío porque ella misma había visto las grabaciones de inteligencia que se le hacía a la niña y a su familia. Pero eso no era lo peor de todo.‐Magaly... Lo lamento morra pero, ambas están secuestradas‐ la voz de Julio se oía tranquila del otro lado. Magaly no pudo procesarlo en seguida, no podía pasarle eso, no otra vez...
Lo siguiente fue el rapto, a pesar de que le rogó a gritos al sujeto al otro lado de su comunicador, el hombre del autobús bajó con agilidad y la sujetó fuerte lanzándola dentro del bus con violencia.
Magaly se dio un golpe en la cabeza y ya no supo de sí. En cuanto a la niña, de un auto que venía a la par del autobús bajó otro sujeto y le dió un tiro a la criada. El conductor tomó a la niña y como está no paraba de moverse le rocío gas pimienta en el rostro antes de lanzarla de igual manera al interior del autobús y se puso en marcha a velocidad de rayo por las calles de la residencial. Por las calles silenciosas solo se podía escuchar el motor del autobús en marcha y música estridente.
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SEÑORA VIDA
Non-FictionLa vida. Dicen que unos nacen con estrellas y otros, pues, nacen estrellados. Yo nací estrellada de todas las formas posibles, ya sabrán porqué. Pero, a veces entre tantas desgracias parece haber una luz y somos nosotros quiénes decidimos seguir esa...