Magaly
Sí, se que se preguntarán, ¿Y que fue todo eso de ahí arriba? Fue el momento en que definitivamente dejó de importarme el resto de la vida, mi catarsis, el momento en que me sentí peor en el mundo, el día que perdí la poca‐casi nula esperanza que me quedaba. Prometí que sabrían el porqué. Bien, esta fue mi vida.
No nací como todos los bebés del mundo, así, en un hospital, con todas las medidas sanitarias, nah, ese lujo en mi pueblo es solo para lobukis y gente bien. A mi me trajo al mundo doña Conce, la partera del pueblo. Mi mamá me dio el nombre de Manuela, como el suyo, pero lastimosamente murió de una hemorragia a las pocas horas de mi nacimiento y como se dice: "Un niño sin mamá es como un animalito desamparado," así andaba yo en el mundo. Mi papá se daba la gran vida con la bebida, mujeres, y yo, pues, a mi me cuidaba Dios. Desde muy chica aprendí a ser independiente, a trabajar para comer, una vecina; doña Rosario, de cariño, mamá Challito, quién tambien fue la que me anotó allá en lo del registro civil, me llevaba con ella a su puesto en el mercado a chambear como mesera, pero eso fue cuando tenía doce años. Antes de eso, vivía de lavar coches con los chicos de la calle a quienes tenía que darles una parte de lo que ganaba obviamente porque estaban permitiéndome chambear en su territorio, pero al menos me alcanzaba para no acostarme sin comer. Cuando niña nunca fui a la escuela pero mamá Challito siempre fue buena onda conmigo, me enseñó a leer y a contar el dinero desde pequeña y como desde siempre he sido retebuena para aprender nunca se me fue ni un peso de más ni un peso menos.
Se llegó el tan esperado día de mis quince años. Todas las niñas a esta edad desean una fiesta, que el niño más guapo de la secundaria sea su chambelán. Yo ni al caso, yo empecé a estudiar en un programa de alfabetización que había en la comunidad. Me gradué antes que todos los demás, de hecho terminé primaria y secundaria en dos años porque era una chica superdotada y toda la cosa y, no voy a mentir, me hubiera gustado que algún familiar estuviera ahí cuando me tomaron la foto de graduación. Recuerdo haberle dicho a mi papá que quería estudiar. A cambio recibí golpes. El wey era uno de esos machistas que creen que porque una quiere estudiar se va a volver mujer de calle, según él, las mujeres solo estaban pa' cuidar la casa, cuidar a los hijos y atender a los hombres asi que para que no me fueran a dar otra paliza mejor no hice ni un comentario.
Lo bueno fue que por mi inteligencia me gané una beca para estudiar en una preparatoria toda finolis así que saliendo del puesto donde ahora además de mesera era también una de las cocineras, iba de volada a la prepa. Obvio estaba la bola de tarados que me decían 'la naca', el bobo que se creía muy muy porque todas las chavas se caían por él y la ridícula que se cree descendiente directa del presidente. Nada de eso truncaba mis sueños... O eso era lo que yo decía.
Muy pronto la verdad salió a relucir, en la vecindad se dieron cuenta de que estaba estudiando y pronto ese comentario llegó a oídos de mi papá, y hasta inventaron el chisme de que andaba con un tipo de la preparatoria. Esa fue la peor paliza que recibí. Si no hubiera sido por doña Conce que me encuentra, sabrá Dios que sería de mí. ¿Me dolieron más los golpes que el alma? No, me dolió más el alma que los golpes, ¿Razón? Porque yo no le hacía nada malo a alguien con querer salir adelante, con querer ser alguien, eso que yo supiera no era pecado. Pero en ese momento creí que algo estaba pagando, y algo bien grueso cuando me tocaban estas desgracias.
Nunca fui al hospital, así golpeada salí de mi casa al día siguiente después de romper la ventana porque el idiota de mi papá me había dejado encerrada, y tomé el camino en dirección al puesto del mercado pero luego de unos segundos no pude recordar nadita más.
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SEÑORA VIDA
Non-FictionLa vida. Dicen que unos nacen con estrellas y otros, pues, nacen estrellados. Yo nací estrellada de todas las formas posibles, ya sabrán porqué. Pero, a veces entre tantas desgracias parece haber una luz y somos nosotros quiénes decidimos seguir esa...