⦏The last letter⦎

150 13 16
                                    

La tranquilidad que Deidara esperaba sentir después de haber tomado su decisión nunca llego. Ese mismo día más tarde había llegado Kakuzu, el representante de Sasori, a visitarlo y  ofrecerle un trabajo como pianista profesional, aunque Deidara se sentía alagado, sabía que no podía abandonar sus deberes.

-Podrías empezar como el acompañante de Sasori-le había dicho- acompáñanos a la gira que tendrá, ustedes dos juntos podrían convertirse en una gran leyenda, por supuesto tocarías varios solos, de esa manera podrías darte a conocer y empezar tu carrera.

-Es muy amable, pero me temo que tengo que rechazarlo, yo no soy...- hizo una pausa decirlo en voz alta era tan doloroso, una de las cosas que sabía que lo seguiría de por vida, era el hecho de no poder dedicarse a aquello que más le apasionaba.- Mas bien, jamás seré un musico profesional, agradezco su interés, pero debería buscar a alguien con talento.

-No me agrada la falsa modestia-Kakuzu no cambio en absoluto su tono cordial y distante, pero aun así aquello sonó demasiado frio y duro, tanto que Hidan apretó los puños y estuvo apunto de intervenir, pero Konan lo detuvo.- Usted tiene mucho talento, ganó demasiados premios de prestigio en el pasado, creo que es consciente de su propio talento, sin embargo entiendo que tenga otros deberes en que pensar, debería reconsiderarlo, si cambia de opinión, le dejo mi tarjeta, estaré encantado de ser su representante.

Que gracioso contraste eran las frases que usaba respecto a la cara fría y amarga que tenía en ese momento.

-No será necesario.-Intervino Hidan arrebatándole la tarjeta.- El joven Deidara ya tiene un representante estupendo.

-¿Ah si?-Dijeron al unisonó Konan y Deidara quienes vieron a su amigo con una cara de interrogación.

Kakuzu arqueo las cejas mientras dirigía su mirada hacia aquellos ojos guindas, que extraño color de ojos, aquel muchacho energético lo había tenido en la raya de la exasperación, el se consideraba a si mismo algo paciente, más aun cuando recibiría dinero a cambio, sin embargo trabajar con aquel lunático de cabello blanco lo hacía dudar de su propio autocontrol.

-¿Se puede saber quien es?

-Yo, por supuesto.

-Entonces no me sorprendería que el joven Deidara quisiera cambiarlo por un nuevo representante, en tal caso, es mejor que conserve mi tarjeta.- Konan y Deidara ahogaron una risa cuando Hidan puso una cara de furia total, Kakuzu hizo una pausa para tomar un paquete junto con un ramo de rosas rojas que tenía a su lado.- Por cierto escuche que estaba enfermo, por lo que le traje este obsequio, espero que se recupere pronto.

De hecho, ahora si que podía verse la incomodidad de Kakuzu en su rostro, Deidara no lo dijo, pero sabía perfectamente que aquel regalo no era de parte de Kakuzu, conocía bien quien debía haberle enviado aquel ramo, una sonrisita se dibujo en sus labios, eran de parte de Sasori, era el único que sabía que amaba las rosas rojas, sobre todo porque una parte de él amaba verlas marchitar y arrancarle los pétalos para coleccionarlos después, una excentricidad que sólo el pelirrojo y otras pocas personas conocían, tomó el paquete y un vuelco le dio en el corazón, con la esperanza de encontrar una nota que le confirmara que era el pelirrojo quien había enviado aquel obsequio.

Kakuzu se fue enseguida, se le veía demasiado incomodo con todo aquello.

5 𝘥í𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘣𝘰𝘥𝘢.

Y ahora estaba ahí, dos días después de aquello, viendo como la vida de las rosas empezaba a menguar y siendo incapaz de abrir el paquete.

"No seas idiota Deidara" pensaba "De seguro no tiene nada que ver con Sasori, el no te ha enviado ningún mensaje desde aquel día" Sin embargo también solía pensar "Debería tirarlo sin abrir, quedé en que Sasori sería parte del pasado, no puedo aceptar sus obsequios, más si estoy comprometido"

Speak Now- (SasoDei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora