Cuento del sol poniente -HIATUS-

Capítulo 42: Mi respuesta

Cuento del sol poniente

Capítulo 42: "Mi respuesta"

La Aldea Oculta de la Hoja, una vez iluminada de forma vibrante, se había sumido en la oscuridad.

Las puertas se cerraron de golpe y los ninken merodearon por el perímetro. Se había erigido una nueva barrera de detección alrededor de las paredes en ruinas. La patrulla fronteriza rechazó a los posibles visitantes, mientras que los permisos de salida se suspendieron temporalmente.

Con el final de la invasión, la noticia de la muerte del Tercer Hokage se difundió rápidamente y la aldea entró en modo de bloqueo. Dentro de la aldea misma, se instruyó a los genin ilesos para que guiaran a los nuevos ciudadanos sin hogar hacia los refugios en busca de ayuda, mientras que los chūnin y jōnin sanos se dividieron en escuadrones y se les dio instrucciones para ayudar en la reconstrucción o recopilar información.

Mientras la fuerza de Tortura e Interrogatorio, liderada por Ibiki, con la infame cicatriz, se dirigía a un bloque de la prisión de la División de Inteligencia, los miembros del Equipo de Análisis se dividieron en varios sectores diferentes.

Su líder, Yamanaka Inoichi, estaba curiosamente ausente.

"Su única hija acaba de morir en el hospital", susurró un agente a otro. "Veneno, escuché. Ninguno de los ninjas de arena que interrogaron sabía cuál era el antídoto..."

Con eso, dirigieron una mirada desagradable hacia el habitante solitario de su celda: un joven de cabello rojizo con ojos oscurecidos. Cuando las otras celdas estaban repletas de cautivos, su trato especial se debió al hecho de que era el anfitrión de una bestia con cola. Sin embargo, aunque se habían tomado las medidas apropiadas para contenerlo si las cosas se salían de control, hasta ahora Gaara de la Arena Oculta había estado inesperadamente tranquilo en sus grilletes. De hecho, parecía estar pasando la mayor parte de su tiempo meditando.

"El informe decía que mató a su propia hermana", dijo el agente. "Supongo que es cierto lo que dicen sobre estos jinchūriki. Te hace preguntarte por qué no encerramos a los nuestros—"

"Cállate", advirtió su compañero agente, señalando la celda.

Los ojos de Gaara se abrieron, y ahora los miraba fijamente. Aún con los barrotes de la celda que separaban al joven de los agentes, sintieron un escalofrío recorrerles la espalda.

"No nos mires así ahora", dijo el agente con el ceño fruncido. "Solo estás a salvo ahora mientras los altos mandos deciden qué hacer contigo".

Como se había convertido en la norma, Gaara no respondió. Su rostro no se movió; si no fuera por el brillo de la luz en sus ojos, habría parecido un cadáver.

Durante la noche, Gaara continuó esperando su momento.

Pensamiento.

Las nubes llenaron el cielo y ocultaron la luna. Era una noche oscura, doblemente por la ausencia de la luz que normalmente emanaba del pueblo. Las únicas luces ahora eran las del hospital y las antorchas de los centinelas que se paseaban por las paredes.

Si bien su civil promedio puede haberse negado, para Jiraiya, fue una vista más que bienvenida. Menos personas caminando y visibilidad limitada simplemente hicieron que fuera más fácil que nunca salir sin llamar la atención no deseada. Especialmente cuando había tenido bastante dificultad para sacudir el ANBU en su cola como estaba.

Enviando un clon de sombra por delante para distraer al centinela más cercano, Jiraiya escaló ágilmente la pared. Al llegar a la cima, se detuvo un momento, escuchando el viento. Estaba tan oscuro que ya ni siquiera podía ver los tejados de la aldea. O al menos, lo que quedara de ellos.