En Otra Vida

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Reblix

-Gracias. -Despedí con un gesto cortes a la oji escarlata la cual me dedico una mirada que fácil era reconocible: esa que insinúa que dirán algo, pero en último prefieren callar. Al adentrarme en mi hogar mis fosas nasales se llenan de aquel olor particular de la madera, que para mí, resulta familiar y acogedor. No me sorprende ver que todo sigue exactamente igual a como lo dejé, ni el más mínimo detalle cambió. Hace dos semanas que no estoy en casa, mis viajes son cada vez más extendidos conforme pasa el tiempo. Me mantengo en constante movimiento yendo de aquí para allá, sin embargo, siempre vuelvo al mismo lugar, debo hacerlo.

-Volviste...- Al entrar a la habitación, la dulce y suave voz de mi amada me recibe. Me acerco hacia ella hasta quedar situado junto a la cama donde está tendida. La observo detalladamente, notando como la inmensidad azul de sus ojos, que ahora están entrecerrados, a perdido el brillo, su cabello de plata, opaco, cae sobre la almohada, su piel está pálida y sin vida, y su cuerpo es cada vez más delgado. Ante mí, no hay ser más hermoso sobre la tierra que ella.

Extiende mano débilmente hacia mí y apoyo mi mejilla en ésta, correspondiendo a su caricia. Está helada.

-¿Me contarás sobre tu viaje?.- Habla con lentitud, mientras se esfuerza por sonreír.

-Tal vez luego.- Respondo con simpleza a lo que ajusto y acomodo mejor las frazadas para que así esté más cómoda.- Además, ¿De que sirve que te lo cuente, si lo verás por ti misma?.

-Siempre dices lo mismo...- Hace una pausa, dando unas bocanadas de aire, ya ni siquiera puede mantener una conversación.- Pero sabes que no es posible.- Termina por cerrar los ojos rendida, respiración con dificultad. Hasta ésas pequeñas acciones le cuestan un gran esfuerzo, me duele tanto verle así.

-Yo me aseguraré de que así sea. - Deposito un beso en su frente antes de salir de la estancia. - Te lo prometo...

[...]

Al cabo de tres días estaba partiendo hacia otro y, de ser exitoso, último viaje. Mi amada, Silver, yacía sobre la cama dormida, su respiración era pausada e irregular. Paso mis dedos por su mejilla, tan pálida, tan fría.

-Te lo prometo...- Susurré.

Fuera, me espera la chica escarlata. Parecía irritada, pero me mantuve al margen sin tener interés en realidad por cual podría ser la causa de su hastío, pues era más común de lo que yo consideraba tolerable .

-Gracias por cuidar de ella. - Aunque nuestra relación no fuese la mejor, le tenía muy buena estima y profundo agradecimiento por estar al pendiente de Silver, en mi ausencia

-No puedo creer que hagas esto de nuevo.- soltó de la nada, a lo que no supe que responder, sabía a lo que se refería pero solo me limité a observarla en silencio. Ella gruñó por lo bajo. -Si cuando regreses ella ya se a ido, ¡Lo lamentarás!.- Sentenció, azotando la puerta frente a mi cara.

Suspiré, no tenía caso contradecir, a fin de cuentas ese era el pensamiento de todos. Hubo un tiempo en que también consideré esa idea como correcta, tal vez simplemente debería permanecer a su lado hasta que ya no pueda seguir y que al estar tanto tiempo lejos de ella me arrepentiría. Pero no pude aceptar esa realidad, estos sentimientos que se arremolinaban en mi interior y oprimían mi pecho, no me lo permitían, no había un momento en que pudiera estar tranquilo, solo viendo cómo cada día su endeble vitalidad se escapaba. Buscaría una manera de salvarla, darle la vida que siempre mereció, esa es mi razón de ser y estoy consiente de ello desde el día en que la conocí y le hice la promesa de protegerla, de llevarla a conocer el mundo entero. Su salud siempre fue muy frágil y en varias ocasiones estuvo al borde de la muerte, aún así, su espíritu nunca decayó, esa curiosidad por lo desconocido siempre estuvo presente en ella, en su mirada cada vez que leía sobre un nuevo lugar, eso , me mantiene en movimiento y haré todo lo que sea necesario para conservarlo.

En Otra Vida †Historias Cortas†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora