Mentir. Esa era una de las cosas que Kagami había comenzado a hacer con frecuencia con tal de pasar tiempo a lado de Marinette.
—¿Segura que no hay problema con tu mamá? —Preguntó Marinette con preocupación.
Kagami negó con la cabeza y le brindó un sonrisa para tranquilizarla.
Le mentía a su madre y aunque al principio no se sentía bien haciéndolo, todo se le olvidó por que podía convivir con la persona que amaba.
—Todo saldrá bien, confía en mí. —Contestó la esgrimista.
Ni siquiera tenía confianza en si misma, sin embargo, si Marinette confiaba en ella, haría lo posible por que todo saliera a la perfección.
No quería decepcionarla, no a ella.
—Esta bien. —Marinette se acercó a tomar la mano de Kagami. —Confío en ti.
Y eso fue suficiente para que la japonesa se sintiera la persona más afortunada del mundo y con el poder de superar cualquier prueba.
—¡Hey, chicas!, que agradable sorpresa encontrarlas. —Saludó Adrien mientras caminaba hacía donde ellas descansaban.
Kagami miró de reojo la reacción de su acompañante.
Nuevamente el sonrojo y el brillo en los ojos se hacía presente en Marinette, a la japonesa ya le estaba colmando la paciencia ver eso.
—¿Te permitieron salir? —Inquirió la esgrimista ignorando el saludo del rubio.
Hubiera deseado que Adrien no se apareciera en ese instante, apenas había hecho acto de presencia y Marinette ya estaba a sus pies.
—Sí, bueno no... Me escapé. —Confesó mientras se llevaba una mano detrás del cuello luciendo nervioso. —Por favor no le digas nada a mi padre, se molestará.
Kagami asintió comprensible, si mentía por convivir con Marinette, bien podía ignorar la travesura del rubio.
La salida que se suponía era de dos, se convirtió en una salida de tres; acaparando Adrien la completa atención de la azabache de coletas.
Kagami estaba a punto de ceder ante su deseo de acusar a Adrien con su padre, sin embargo, hubo algo que la detuvo...
La sonrisa dulce de Marinette.
—Es divertido pasar tiempo contigo, Marinette. —Las palabras Marinette hicieron sonrojar a la nombrada.
Mentir, encubrir, callar... Todo eso hacía para ver la preciosa sonrisa de Marinette.
¿Y valía la pena? Probablemente sí.
Sentiría un pinchazo en el corazón cada que recuerde las mentiras que dijo para pasar tiempo con Marinette y su atención no fuera para ella.
. . .
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Punzadas en el corazón [MariGami]
أدب الهواةA Kagami le dan punzadas en el corazón siempre que ve la felicidad de Marinette al lado de Adrien.