❥ Lunes: El chico es un nerd

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Lo primero que hice en la mañana fue investigar sobre él, sobre Yang Jeongin

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Lo primero que hice en la mañana fue investigar sobre él, sobre Yang Jeongin

En mi salón de la primera hora como me sentaba hasta atrás, tomé una hoja y la hice una bolita, después la avente contra Rosé, la chica se levantó de su asiento molesta.

—¿Quién fue? —preguntó con tono agresivo y rostro de indignación, pero curiosamente tenía una voz demasiado a aguda y no me la podía tomar enserio, no con esa voz de ardilla.

Le sonreí y ella cambió su expresión a una más amable y amistosa, con mi mano le pedí que viniera hacia mí, ella lo hizo mientras el profesor calificaba las tareas.

—¿Qué pasó? —me preguntó tímidamente.

—Yang Jeongin, ¿lo conoces?

Rosé negó... pero se puso pensativa y luego hizo una "oh" con su pequeña boca.

—Ahora que recuerdo creo que es el número uno de la escuela.

—¿El número uno? —pregunté curioso. Ella asintió.

—Sí, ganó en las mate olimpíadas de la escuela, también en el concurso de ajedrez y por si fuera poco tiene el mejor promedio —dijo concisamente.

—Entonces, es todo un nerd.

La peli naranja asintió jugando con su cabello.

—Gracias princesa —acaricie su cabellera y sonrió—. Eso era todo.

Regresó a su asiento y yo puse toda mi concentración a mi libreta.

Cuando salí de la primera clase, fui directo hasta el tercer piso donde sería la siguiente, caminé porque el elevador estaba atascado como todos los días y hacer un poco de ejercicio no le hacía mal a nadie.

Changbin pasó su brazo por mi hombro.

—¿Cómo vas Romeo? —me preguntó burlonamente.

—Apenas empezó el día, pero al menos tengo unos datos, no podrías hacérmelo más fácil y pasarme su horario para buscarlo.

Changbin negó con la cabeza.

—No lo tengo, no sé nada de él, sólo lo he visto unas cuantas veces en la biblioteca.

—¿Y cómo es? —Changbin sonrió descaradamente.

—Él es todo un caso, Chris.

Lo miré con una ceja alzada.

—¿Debo preocuparme? —pregunté. Changbin asintió.

La afirmación de Changbin me dejó algo preocupado, pero decidí que no sería la gran cosa, un reto es un reto y a mí me gustaban.

Miré por los pasillos porque todos se había reunido en un punto específico silbando y burlándose, entonces vi a Félix frunciendo el entrecejo caminando con un vestido rosa floreado y sandalias de tacón, si es que, a lo que él hacía se le podía llamar caminar.

Traté de no reírme, pero cuando me mandó un beso volado y saludo energéticamente a mi dirección no me aguanté.

Félix sí era todo un caso.

Pase mis manos por mi cabello rojizo, por el que di gracias a Dios porque no se volvió como un chicle por la decoloración y fui hasta el salón corriendo para entrar antes que mi profesora y evitar que ella me cerrara la puerta en la cara.

Me senté a lado de Changbin y saqué mis libros.

—Vi a Félix —le dije—. Aún sigue siendo popular.

Changbin sonrió.

Cuando mis horarios terminaron caminé a la biblioteca por primera vez desde que entré a la secundaría.

Sentí la mirada de todos los presentes ahí, como si fuera un bicho raro. Por dios, Christopher Bang iba a la biblioteca. ¿Qué hay de malo en ello?

Tomé el primer libro que encontré y me senté en un lugar en la mesa.

Miré la portada y decidí que era aburrido, no quería saber nada de geometría, suspiré y observé al chico que estaba frente a mí, al parecer leyendo y haciendo apuntes.

Era un asco, piel pálida, pero descuidada, lentes de botella de pasta negra y gruesa, labios partidos sin color, pómulos grandes, ojos pequeños, el cabello azabache sin brillo, faltó gusto por la ropa, una camisa azul fajada en pantalones de vestir color beige.

—Oye... —lo llamé para pedirle información, él me miró entre asombrado y curioso. El efecto de Chris Bang—. ¿De casualidad conoces a Yang Jeongin?

—Sí, lo conozco —respondió en voz baja.

—¿Enserio? ¿Puedes decirme quién es? —pregunté más animado, entre más rápido hiciera esto mejor.

—¿Quién eres y para qué lo quieres?

—¿No me conoces? Soy Christopher Bang.

Él negó por lo que me sentí algo ofendido, pero no podía exigirle nada cuando se veía claramente que era un ratón de biblioteca.

—Necesito que me ayude con algunas materias. ¿Podrías decirme quién es?

Él me miró detenidamente lanzando un suspiro, su aliento mentolado golpeó el aire.

—Soy yo.

Lo miré de nuevo, una y otra vez, cada vez más profundamente y...

Mierda.

Mierda

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