𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 ━ enzo fernández

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17 de enero 2010

Enzo cumplía nueve años y aunque no quiso invitarla a Lara, su hermana se encargó de hacerle saber a la misma que ese día lo festejarían en su casa.

Los mellizos esperaban pacientemente que les abran la puerta.

La pequeña estaba nerviosa. No sabía cómo la trataría el cumpleañero al verla presente. Y, aunque Josefina no se lo comunicó, sabía perfectamente que no era bienvenida en ese lugar.

— Tranquila. — Dijo su hermano, al notar su claro nerviosismo.

Lara se limitó a dedicarle una sonrisa. Sabía que no debía prestarle demasiada atención a  las palabras de Enzo, pero aunque lo intentara, cada palabra odiosa que le decía, lograba lastimarla.

La puerta se abrió y la madre de Enzo atrajo a los niños en un cálido abrazo.

— Pasen chicos, los demás están en el patio.

Al llegar al lugar, Lara se sacó la mochila y la dejó en una silla, mientras divisaba el enorme jardín. En la pileta, se encontraban varoos niños, jugando y riéndose a carcajadas.

Lara no se sentía cómoda usando malla, pero ese día, decidió no prestarle mucha atención.

La pequeña buscaba con la mirada a Josefina, pero no lograba encontrarla.

— Agus, ¿Viste a Jose? — Su hermano negó y ella tomó asiento, mientras veía a los demás niños conversando entre sí.

Deseaba tener tantos amigos como Enzo, para simplemente pasar un cumpleaños acompañada. No recordaba la última vez que tuvo un festejo con amigas propias, pues  la mayoría de los invitados eran conocidos de su hermano.

— Hola. — El cumpleañero apareció en su campo de visión, dejándola sorprendida. En ese instante, se dió cuenta de que su hermano había desaparecido de su lado. — Tu hermano esta allá. — Señaló a un grupo de niños.

Lara se levantó de su asiento con algo de tímidez, con intención de ir con Agustín.

— ¿No me vas a decir feliz cumple? — Cuestionó.

— Si... — Sonrío incómoda. — Feliz cumpleaños. — Dejó un beso fugaz en su mejilla, y casi corrió a donde estaba su hermano, completamente roja de la vergüenza.

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Lara mentiría si dijera que no la pasó bien, conoció a muchas chicas con quienes probablemente no volvería a hablar, pero hicieron su tarde un poco más alegre.

Los mellizos salieron de la casa con una sonrisa, y al subirse al auto, ninguno pronunció una palabra.

— ¿Que tal la pasaron? — Preguntó Laura.

— Bien. — Ambos respondieron al mismo tiempo.

El camino a casa fue algo silencioso, lo único que se oía era el sonido de la radio. Lara estaba concentrada, pensando en la manera en que felicitó a Enzo. Su estómago estaba revuelto de emociones, y solo quiso que la tierra la tragara.

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21 de enero 2010

Desde aquel día, Lara no se atrevió a mirar a los ojos a Enzo, ya que todo le recordaba esa circunstancia que según ella, había sido muy vergonzosa.

Por suerte cuando llegó al restaurante, Enzo no estaba, y solo se encontraba Josefina quién sonrió al verla entrar.

— ¡Lari! — Jose la abrazó con entusiasmo, y ambas fueron corriendo al pelotero, como casi todos los días.

— ¿Por qué no está tu hermano hoy? — Lara se animó a preguntar, pero rápidamente se arrepintió al ver la expresión de su amiga.

— ¿Por qué te interesa? ¿No lo odiabas?

— Es raro que no esté molestando. — Una risa nerviosa salió de su boca.

— Está en fútbol, hoy tenía que entrenar.

— No sabía que iba a fútbol. — Admitió.

Josefina rió — Empezó hace poco, jodió mucho a mi mamá para que lo inscriba. 

A mi hermano también le gusta el fútbol pero no va a ningún lado.

— Podría empezar con Enzo, ellos son muy amigos. — Lara asintió. 

Parte de la noche de Lara consistió en estar junto a Josefina jugando en el pelotero, pero pasadas unas horas, la madre de la gemela fue a buscarla y ambas se despidieron.

— Podrías anotar a Agus en fútbol. — Sugirió la menor mientras caminaban rumbo a su casa.

— Es una buena idea, deberíamos preguntarle a él si está de acuerdo.

— A él en fútbol, y a mí en modelaje. — Soltó haciendo que su madre ría. No era una mala idea.