Seraphine se quedó toda la noche pensando en lo que ocurrió.
La mirada de Xavier estaba grabada en su mente, aquella mirada que le decía que todo mejoraría, que todo volvería a ser como antes, y que él la ayudaría, que no la dejaría. No lo entendía, ella se alejó de él como si no valiera nada y él jamás se rindió, siempre buscando una solución para ayudarla.
Estaba tan agradecida.
Siempre pensó que los ángeles tenían que pasar por su dolor solos, que tenían que sanarse ellos mismos. Que su prioridad era el bien de los demás y no el suyo propio. Estaba tan equivocada. Xavier siempre le dijo que las cosas no eran así, ya que nadie merecía pasar por su dolor solo, pero aquella noche él se lo demostró. Él la ayudó, sin pedir nada a cambio. Fue a su habitación a pesar de que no sabía si le abrirían la puerta o no. Y estuvo con ella como si nada hubiera pasado, ayudándola.
Estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera escuchó cómo llamaron a la puerta, hasta que volvieron a hacerlo, un poco más fuerte. Con curiosidad, se acercó a ella, abriéndola un poco y viéndolo, con una sonrisa y sujetando una bolsa.
—Pensé que no abrirías —dijo Xavier, entrando y dejando la bolsa en el suelo.
Seraphine se sentó en su cama, apoyando sus manos entrelazadas en su regazo.
—¿Qué tienes pensado hacer?
—Vas a volver a volar, te lo prometo —dijo, con una seguridad que tomó a Sera desprevenida.
—No puedes prometer algo así.
Xavier tan solo le dirigió una pequeña sonrisa antes de comenzar a sacar todo lo que había dentro de la bolsa.
—¿De dónde has sacado todo esto?
—Digamos que me lo llevé prestado de la enfermería.
—De artista a ladrón, qué interesante —Xavier soltó una pequeña risa, negando con la cabeza, mientras que a Sera se le escapó una sonrisa.
Xavier se sentó al lado suyo, en los pies de la cama, indicándole que se diera la vuelta, dándole la espalda y mirando la pared. Así que se quitó los zapatos y subió los pies a la cama, encogiendo las piernas para llevárselas al pecho. Él la imitó, doblando sus piernas y acomodándose. Sera desató el nudo de su bata, dejándola caer y colocándola a un lado suyo, dejando nuevamente sus alas a la vista. Después alzó la parte trasera de su pijama, deslizándolo con cuidado por sus alas.
Xavier las contempló de nuevo, notando el mismo mal aspecto que el día anterior, pensando en qué hacer. Jamás pensó que curaría unas alas, realmente, así que en esta situación no sabía muy bien qué era exactamente lo que tenía que hacer. No tiene que ser muy diferente a curar una herida normal, pensó.
Lo primero que hizo fue pasar una toalla húmeda por la zona que rodeaba a sus alas, quitando los rastros de sangre seca. Aunque lo complicado fue la zona del medio, ya que ella no podía separar sus alas para que pudiera curarla. Así que soltando un suspiro apoyó suavemente una mano en su ala, acto que hizo que ella las sacudiera sin mucha fuerza, aunque no le dijo nada. Así que lentamente y con cuidado bajó un poco la mano, acariciando. Y para su sorpresa, no hizo nada. Continuó moviendo su mano unos segundos más, y cuando se cercioró de que no le molestaba, decidió sujetarla y separarla un poco, así pudiendo limpiar la zona del medio de sus alas.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó con voz suave. Ella frunció el ceño.
—¿El qué?
—Arriesgarte a tanto —aclaró.
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VOICES, xavier thorpe
FanficYo era el ángel, pero tú fuiste el mío. Xavier Thorpe x fem¡Oc