Sanar heridas, eso debía de aprender a hacer Seraphine. Sanarse y dejar de culparse, dejar de castigarse, seguir adelante, continuar con su vida aceptando lo que pasó.
Sabía que no sería fácil, pero también sabía que no estaría sola. Porque aunque muchas veces se sintiera así, solo debía mirar a su alrededor para darse cuenta de que no era así. Porque Xavier se lo demostró una y otra vez.
Quería tener la vida que tenía antes, donde era realmente feliz. Donde no pensaba en nada y hacía lo que sentía cuando lo sentía. Entonces pensó que lo mejor que podría hacer era hablar con Enid, disculparse con ella.
Era por la mañana. Era un extraño día en el que el sol brillaba e iluminaba todo su alrededor, teniendo en cuenta que la mayoría de días eran nublados y fríos. Eran aquellos días que tanto amaba Seraphine, cuando desplegaba sus alas y sobrevolaba la academia. Extrañaba hacer aquello, pero también sabía que pronto volvería a hacerlo.
La habitación que le habían asignado por su cambio no estaba muy alejada de la de Enid, en realidad. Tan solo había que girar un par de pasillos. Pero mientras se dirigía allí, lo nervios la iban consumiendo sin piedad. ¿Y si no quería saber nada más de ella? ¿Y si la echaba? Llevaba varias semanas sin dirigirle palabra, sin darle ni una explicación de su indiferencia y distanciamiento.
Entendería si no quisiera escuchar las explicaciones que tanto tardó en darle, aunque deseaba que no fuera así.
Y una vez que estuvo frente a su puerta, la fugaz idea de irse pasó por su cabeza. ¿Era lo correcto volver ahora después de todo aquel tiempo?
Pasó sus manos por su cara, echando todos aquellos pensamientos y sin pensarlo mucho más llamó a la que anteriormente era su habitación.
Casi de forma inmediata se escuchó un ¡Adelante! de parte de Enid, así que Sera tomó aire y abrió la puerta.
La habitación parecía que se dividía en dos partes, la parte de la izquierda era la de Enid, llena de colores y con mucha decoración, pero la de la derecha, que era la que Seraphine ocupaba, ahora estaba vacía.
Cerró suavemente la puerta a sus espaldas y la miró, sentada en su cama y dándole la espalda.
—Hola... —dijo en voz baja, acercándose lentamente a ella.
Enid, en cuanto la escuchó, dejó de hacer lo que hacía y se giró rápidamente a ella. No podía creerse que estuviera aquí.
—Hola —respondió, con el ceño fruncido, levantándose de la cama.
Un silencio las inundó por unos segundos, sorprendiéndose ellas mismas al ser incómodo. Tan diferente a los de antes.
—¿Qué haces aquí? —susurró Enid.
—¿Podemos hablar? —su tono de voz era bajo, casi inaudible. Enid no respondió—. Lo lamento mucho.
Su ceño se frunció.
—¿Que lo lamentas mucho? —dijo, su tono de enfado haciéndose presente—. ¿El qué, exactamente?
—Todo.
—¿Y piensas que aceptaría tus disculpas? ¡Llevo más de dos semanas disculpándome por algo que no hice, sin entender el por qué de la nada decides dejar de hablarnos, y jamás me escuchaste ni me diste explicaciones! ¿Y ahora crees que voy a aceptar tus disculpas solo porque te has dignado a hablarme? ¡Me culpé tantas veces por tu culpa, Seraphine, pensando en algo que pude haber hecho mal, en algo que pude haber dicho! ¡Y lo peor es que ni siquiera era culpa mía!
Sus palabras le pegaron de golpe a Sera, ahora siendo realmente consciente de todo el daño que había causado, siendo aquello lo último que deseaba.
—Yo... —titubeó, queriendo decir muchísimas cosas pero sin saber cómo hacerlo, sintiendo el nudo de su garganta crecer y crecer sin parar, junto a las ganas de romperse a llorar.
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VOICES, xavier thorpe
FanficYo era el ángel, pero tú fuiste el mío. Xavier Thorpe x fem¡Oc