CAPÍTULO 3

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     Benjamín se sentía esperanzado gracias a Kim, le dio nombre al rostro desconocido, ya puede llamarlo Sigma, además de la posibilidad de verlo nuevamente en cualquier momento. A pesar de intentar no pensar en ello o perdería ante la distracción, sin embargo, permanece atento a su entorno y obligaciones, pero no es bueno cuando procrastina.

    Los próximos días no lo esperaba, logró distraerse con éxito y atender sus deberes correspondientes, no quería parecer un acosador o psicópata buscando a alguien que apenas conoce.

      Una semana después, Benjamín finaliza su jornada por la tarde y se dispone a partir, se encuentra en la academia, su trabajo de medio tiempo como programador le da espacio para seguir haciendo cosas que le gustan como tocar el piano. Toma sus cosas rápidamente, ordenando todo dentro de su bolso a medida que se encamina a la recepción, dándole una despedida con su mano izquierda a la recepcionista Kimdi, sin percatarse que no está sola por ocuparse de organizar mientras camina.

      Sube su mirada al notar que Kim no le regresó la palabra y sentir otra presencia. Ahí está... Su corazón se acelera, va muy rápido ¿Es extraño que estuviera de esa forma por un posible robot? Él piensa que sí. No quiere dejar pasar la oportunidad y se acerca en un momento oportuno, solo no sabe cómo aproximarse para dirigirle la palabra.

     La suerte estuvo de su lado, ve como un bolígrafo sale volando de la mano de Sigma y da a parar a unos pocos pasos de él, aprovecha la oportunidad y se inclina para tomarlo. Siente la cercanía a medida que se pone de pie, al levantarse se encuentra con los profundos ojos cafés observándolo.

- Hola, esto es tuyo. – Benjamin le acerca el bolígrafo a Sigma sin apartar la vista de sus ojos, piensa que no le respondería y solo tomaría el bolígrafo, pero fue todo lo contrario.

- Hola. Muchas gracias, muy amable – Con un tono de voz inexpresivo.

     Su nuca se estremece al escuchar esa profunda pero suave voz nuevamente. Sí, es así como siente su voz, pudo escuchar un poco más por ese corto tiempo de interacción. Al regresar el bolígrafo a las manos de su dueño puede sentir que son suaves, pero frías.

- Te he visto antes ¿Vienes seguido? «Tonto ¿Por qué dije eso? Es absurdo» – Balbucea Benjamín para sí mismo queriendo golpearse por su comentario tan tonto.

- He venido a entregar pedidos. – Le responde Sigma con su voz tan suave que solo Ben puede escucharlo.

- Ya veo. Lo siento, te interrumpo.

- No es problema alguno ­ – Le expresa tranquilamente.

     Su acción hizo que Ben piense más en la posibilidad de que es un Androide. Ese comentario y la forma de decirlo fue muy programada, no había sonrisa en él, pero tampoco rostro de enojo, incomodidad o aburrimiento, solo neutro.

- Entonces, no te detengo, debes tener mucho trabajo – Benjamin le regala una sonrisa antes de dejarlo ir.

- Gracias nuevamente.

     Es así como con una breve acción de despedida y de cortesía, inclina ligeramente su cabeza hacia adelante y retoma camino hacia la puerta. Fue breve el tiempo de conversación haciendo que Benjamín se sintiera decepcionado. Pero recuerda que no preguntó su nombre, a pesar de ya saberlo, quería escucharlo de su parte, con su voz y sentirlo como una autentica presentación.

- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?

    Se apresura a preguntar antes de que Sigma pudiera salir, estando ya en la puerta del edificio, llama su atención y voltea hacia Benjamín, sin ningún problema o inquietud, dice su nombre.

EL CÓDIGO DE ALLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora