CAPÍTULO 1

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      En el año 2350 un sábado por la mañana de otoño, el ambiente se siente extraño en la ciudad, tornándose gris a su al rededor. Una gota de sudor cae lentamente por la frente y el costado de la mejilla de Benjamin, permanece plácidamente dormido en su cama, debió ser por la tensión de alguna pesadilla. No siente que el día se siente gélido y húmedo. Es de esos días que te hacen desear permanecer en cama por más tiempo, esa es la razón por la cual no se ha levantado.

    Su incomodidad es acompañada por un extraño sueño que transita por su cabeza sin dejarlo despertar, es el culpable de sus descendientes gotas de sudor. Pero a pesar de todo, es imposible para él poder mantenerse durmiendo todo el día, lucha por despertar, terminando con ese extraño sueño pues debe salir, aunque llueva.

     No le encuentra explicación a su sueño sin sentido ¿Por qué está soñando con un chico sin rostro? Sobre todo, el inesperado momento en que llueve y él no lleva su paraguas ¿Por qué no llevó uno? Aún así logra desligarse del sueño que, para él, es muy extraño. Ahora solo puede sentir el lejano sonido de la lluvia que no tardó en aproximarse.

«Es molesto, el tiempo está muy frio y pesado. ¿Por qué debo salir hoy?» – Piensa Benjamín a medida que se levanta, dejando notar su cabello despeinado.

    Benjamín Reiser intenta desperezarse con un estirón de su cuerpo que con su altura puede sobresalir de la cama, es un joven de 23 años de edad, de piel canela, como si tuviese un bronceado natural, delgado pero con buen físico al mantenerse medianamente activo, , muy soñoliento se levanta de su cama con todo el peso del mundo sobre él, dejando sus pies en el suelo y estirando sus largos brazos sobre su cabeza, haciendo que en su metro ochenta y tres se sumen unos centímetros más, mantiene su rutina de estiramientos brevemente. Su mano derecha viaja hacia su cabeza para desordenar sus cabellos de un tono castaño oscuro que forman un remolino perfecto como es costumbre a medida que arrastra sus pies hacia el baño y posa sus manos sobre el lavabo una vez llega, dirigiendo su mirada hacia el espejo.

     Él mismo podía notar su expresión de sueño pintada en ese rostro juvenil, con sus ojos marrones claros que se encuentran en sintonía con su rostro adormilado, sus labios con una pequeña sonrisa semejante a la de un cachorro, es muy gracioso al momento cuando esa expresión cambia a una de decepción al ver su cabello revuelto, como si hubiese peleado con las sabanas toda la noche, dejando salir un pesado suspiro de pereza.

- Ok Benjamín, tu puedes ¡Dúchate rápido y alístate con este frio!

     Benjamín es mayor de edad, pero en muchas ocasiones su niño interior sale a flote, como en esta ocasión donde es su forma de darse ánimos y seguir adelante. Es lo que lo despierta y de modo instantáneo ya estaba despojándose de su ropa, la cual está compuesta de ambas piezas, un corto pantalón de tela suave que inesperadamente tiene pequeños dibujos de perros. Más específico, cachorros; no fue él quien lo escogió, lo negará rotundamente. De esa manera va rápidamente a la ducha.

      Hay un motivo por el cual realiza todo tan rápido, quiere salir de eso y superarlo. Ducharse como buena persona aseada que es, puesto que... No hay agua caliente.

      Se podían escuchar leves quejidos de inconformidad de su parte, mientras peleaba por quedar limpio lo más rápido posible.

- ¿Por qué me quedé sin agua caliente justamente hoy? – Sin dejar sus quejidos –.

      Finalizó con éxito su corto sufriendo, sale tan a prisa como sus pies le permiten, con precaución porque se podría resbalar o morir congelado, lo que ocurriera primero.

     Benjamín lucha toda la mañana para poder salir a tiempo de su casa. Sale corriendo por el pasillo, llegando a la cocina de un salto, toma un trozo de pan y lo coloca entre sus dientes, junto a una manzana en su mano derecha para salir con más rapidez. Prácticamente vuela entre las escaleras de la entrada de su casa, saltándose nuevamente algunos escalones, para poder salir más rápido del lugar, su apartamento es uno de los primeros del primer piso, de esa forma no necesitaba saltar tantos escalones.

EL CÓDIGO DE ALLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora