"¡Oye, pásame un poco de esa salsa amarilla oscura!"
Riki acercó el cuenco a la nariz y olió su contenido frunciendo los labios. "Todo tuyo", exclamó, deslizándolo sobre la mesa hacia Luke. "Realmente no entiendo cómo tú e Iason puedan comerla. ¡Es asquerosa! ¿Cómo es que se llama, Cal?"
El plácido chico de cabello castaño levantó la vista de su plato. "Se llama mostaza, Maestro Riki".
"Ma-es-tro Riki," se burló de él, Sid, pronunciando sarcásticamente cada sílaba. "¿Qué tenemos que hacer, Cal, para que dejes de hablarnos como si fuéramos tus superiores?"
"Oh, disculpe, Señor Sid. No! Sid, quiero decir, solo Sid". Cal se sonrojó. Si hubiera podido, se hundiría en el plato de estofado frente a su nariz. Odiaba ser el centro de atención.
"Deja en paz al pobre Cal", intervino Guy. "Es un chico y solo han pasado unas semanas desde que se aprobaron las nuevas leyes, ¡dale tiempo!"
"Ese razonamiento podría aplicarse a Benson", respondió Sid con firmeza. "¡Pero no a Cal! Él ha vivido fuera de Eos durante casi dos años. Durante todo el tiempo que Katze no estuvo, se hizo cargo del mercado negro solo. ¿No te parece que tuvo suficiente tiempo para adaptarse? ¿Cuándo dejará de usar estos apelativos de subordinado?"
Benson miró tímidamente al otro eunuco, que parecía al borde de las lágrimas, y sintió simpatía por su vergüenza. Entendía bien su estado de ánimo porque a él también le costaba asimilar los cambios. A veces, el hecho de no tener más una etiqueta en la muñeca lo hacía sentir casi inadecuado, como si no tuviera una tribu o categoría con la que identificarse.
Norris trató de desviar la conversación. "¿Dónde están los Blondies de Riki y Guy? ¿Por qué no están con nosotros?"
"Están en una cena formal en Parthea", respondió Riki. "Una reunión entre los doce para celebrar el regreso de Iason".
"Katze y ese chico que siempre está con él, en cambio, ¿donde están?" Norris volvió a preguntar.
"Ese chico tiene un nombre. Es Daniel y es el novio de Katze," señaló Guy. "Se fueron del planeta por unos días de vacaciones".
Norris también quería preguntar por Aylin y Creek, pero como Sid estaba presente, decidió evitar el tema. Ellos vivían a pocas cuadras de distancia, en la mansión que compartieron con Gideon antes de la ocupación de Guardian, pero se habían aislado del mundo y no deseaban compañía. Ni siquiera Sid había podido hablar con Aylin y no se daba paz por ello, sobre todo considerando las precarias condiciones de salud física y mental en las que la chica había regresado de Tanagura.
Había pasado un mes desde el gran asedio y esa era la primera vez que los antiguos miembros de Bison se reunían. Luke había perdido un par de nudillos de su mano izquierda y Maxi tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por daños en órganos internos, pero ambos ya se habían recuperado casi por completo.
Gracias al sacrificio de todos los héroes de guerra, ahora los mestizos podían trabajar y ganarse el pan sin necesidad de robarles a los ciudadanos de Midas o atiborrarse de Stout para olvidar la miseria de su existencia.
Los midasianos todavía se mostraban reacios a ofrecerles empleo, pero había una amplia oferta laboral incluso dentro de los mismos barrios marginales gracias a la obra de construcción, los institutos educativos, la agricultura, el mantenimiento, las nuevas fábricas y el reciclaje de desechos.
El ejército de Ceres se había disuelto pero todos se habían declarado disponibles para una nueva convocatoria, en caso de que fuera necesario.
La mejora de las condiciones de vida no se limitaba a los mestizos: los muebles que salieron de Eos ya habían comenzado a integrarse a la comunidad y los que quedaban dentro habían elevado su calidad de vida gracias a los ventajosos contratos laborales elaborados por Louis.
ESTÁS LEYENDO
Libro2: Vivir libres de las leyes de Júpiter - Resurgir de las cenizas de Herbay
FanfictionUn Amoi libre de la dictadura de Júpiter es terreno fértil para crecer y evolucionar. Una página en blanco llena de oportunidades. Este es el segundo libro de una serie. Si aún no lo has hecho, te recomiendo que empieces a leerla por el primero: Res...