Minos x Hyoga (M)

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Los hilos de la venganza

Pareja: Hyoga x Minos

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El Inframundo

Minos intentaba concentrarse, de verdad que hacía un esfuerzo sobrehumano, sin embargo no podía mantener la cabeza en el trabajo debido a tantos pensamientos que no hacían más que distraerlo de sus labores diarias desde hacía varios días. Desde que la gran guerra santa entre Atena y Hades llegara a su final y los tres jueces volvieran a ocupar sus escritorios como si nada hubiera ocurrido.

El juez del grifon observó a sus dos colegas quienes estaban absortos en las actividades del día; Radamanthys garabateaba rápidamente en un libro de registros acompañado por Lune mientras que, Aiacos, estaba en la sala contigua pasando sus manos ágilmente por la máquina de escribir redactando documento tras documento sin parar, acompañado por el ritmo de los auriculares que cubrían sus oídos, probablemente, escucharía alguna música de moda.

Minos cayó en cuenta que el único disperso esa mañana era él.

Cual niño inquieto, lanzó un largo suspiro que fue ignorado por Radamanthys aunque Lune levantó la cabeza por unos instantes antes de volver a sus escritos ignorando a su jefe. Nuevamente, Minos dejó escapar otro largo suspiro siendo perforado por los ojos dorados del dragón heráldico quien, claramente, no estaba de humor para soportar las tonterías de su colega. Tras atravesarlo con su mirada de lado a lado, Radamanthys regresó su atención a uno de los tantos libros de registros sobre la mesa.

No obstante, Minos no se rendiría y, sin más, se puso de pie dirigiéndose al aparato de sonido ubicado más allá ante la mirada molesta de Radamanthys quien, ya se olía, que el grifón no pararía hasta que alguien le prestara atención. El joven de los cabellos grises llevó la mesita con el aparato de música siendo observado por los demás quienes se mantenían en silencio. Unos instantes después, Minos buscó un vinilo que colocó sobre la tornamesa mientras una de sus manos giraba la palanca que accionaría el dispositivo haciendo sonar una melodía antigua y alegre que retumbó por toda la sala de trabajo.

Lune y Radamanthys intercambiaron un par de impresiones, el dragón heráldico dejó lo que hacía dedicando una mirada de molestía a Minos quien se plantó delante de la mesa observándolos también.

—¡¿Qué demonios quieres ahora, Minos? Déjanos trabajar en paz, hay mucho que hacer!

—Es evidente que quiero su atención —respondió el griffón bajando un poco el volúmen del fonógrafo en el que sonaba "Midnight, the stars and you"— Estoy aburrido y quiero salir a divertirme. No hemos parado desde que la guerra santa terminó y necesito aire fresco.

Su petición no generó la respuesta deseada pues, tanto Lune como Radamanthys lo observaron sin decir nada mientras el wyvern se sobaba una sien sin cambiar su expresión molesta.

—Bien —respondió el juez rubio luego de un momento—. Si tanto deseas salir a distraerte, la puerta está por allá —indicó subiendo la voz sin ocultar su ya elevada molestia—. ¡Ve a buscar a quien fastidiar, nosotros tenemos mucho que hacer!

—¡No has entendido! —replicó Minos algo enfadado— Quiero que vayamos los cuatro a la ciudad, seguro habrá cientos de actividades divertidas en vez de quedarnos aquí. Anda, solo será por un rato. ¡Dejen lo que están haciendo y vayamos a pasarlo bien!

Nuevamente su solicitud no generó la reacción esperada ya que, incluso Aiacos, deslizó sus auriculares de esponja naranja observándolos con extrañeza desde la sala contigua.

—No creo que sea buena idea amigo —intervino serio—, pasamos toda la guerra sin llenar los registros ni conciliamos la información. Creo que deberíamos terminar esto antes de programar una salida al mundo mortal. Si avanzamos entre los cuatro terminaremos antes de lo que piensas —dijo positivo antes de colocarse los auriculares nuevamente regresando a la máquina de escribir perdiéndose entre el sonido de las pesadas teclas.

Aestuans InteriusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora