Love Situations

4. Chupón - ¿Cómo hemos llegado a esto?

Parece mentira, pero aquí estoy, otro año trayendo una nueva historia el 24 de diciembre.

La verdad, es que lo veía crudo, la suerte es que llevo con esto escrito desde septiembre, puesto que la idea era subirlo para el cumpleaños de Aoko pero, no me daba la vida para revisarlo. Y es que veréis que es la historia de capítulo único más larga que tengo, o al menos, eso creo.

No sé que más decir aquí, solo que gracias a los que siguen leyendo y perdonan mis ausencias. Sigo aquí, pero hay etapas en las que por x o y no respondo tanto o subo cosas, pero jamás estaré ausente del todo. Eso lo puedo asegurar. Una vez dicho esto, os deseo feliz navidad y prospero año nuevo, espero, que os guste la historia y gracias por todo.

Dislaimer: DC/MK no me pertenecen, yo solo llevo años aquí creando historias hasta que el autor se digne a seguir con MK. 

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Día 4 – Chupón

¿Cómo hemos llegado a esto?

La noche se presentaba calurosa, demasiado teniendo en cuenta que esa jornada vestía el traje blanco de su alter ego. Miró al cielo. Podía observarse la luna llena. La joya recién robada estaba en su bolsillo sin siquiera ser admirada por el ladrón que ya se imaginaba mil y una maneras de devolverla. No la había mirado, no hacía falta, pues la que buscaba ya había sido destruida tiempo atrás. Eso era solo un show, una manera de seguir con un juego demasiado peligroso para él, uno mayor que escapar de la policía.

Tras descansar algunos minutos se lanzó al vacío con dirección a su verdadero objetivo de las noches de robo. Tardó pocos minutos en posarse sobre un balcón, asegurándose de que nadie le había visto. La luz del interior se filtraba por las cortinas asegurando que la persona en el interior lo esperaba, como de costumbre.

La ventana estaba cerrada, pero él tenía la llave desde hacía ya bastante tiempo. Se paró a tomar aire unos segundos para después, con un giro de muñeca, abrir la ventana. Retiró las cortinas, mirando hacia el sofá, donde una mujer de hebras morenas giró su cabeza fijando en él sus ojos zafiros y esbozando la más hermosas de las sonrisas. Ahí estaba su mayor perdición. Con un paso lento se acercó hasta ella, bajando la cabeza hasta poder encontrar sus labios, besándola con ansias. Era temible todo lo que esa mujer provocaba en él. Ella tenía en sus manos la llave de su destrucción, y lo peor es que, en el fondo, él se la había concedido gustoso porque la amaba con todo su ser.

— Te noto muy ansioso hoy, Kid — murmuró tras separar los labios, impidiendo que volviera a juntarlos. Lo miró con sorna mientras sus dedos acariciaban su nuca — ¿Qué pensaría la gente si te viera así?

Él sonrió con malicia, siguiendo su juego. Sin embargo, una sensación de desasosiego se instaló en su cuerpo. No era algo nuevo, era algo que pasaba cada vez que ella nombraba al ladrón. Y es que ese era el problema. Ella no salía con él, sino con la sombra blanca, su alter ego.

— Que, a pesar de todo, soy un hombre, mi niña — respondió, dando énfasis a esa última palabra, que se había convertido en la forma cariñosa de referirse a ella, ante la cual siempre sonreía — Uno que está perdidamente enamorado.

— Eres un conquistador nato, ladrón de luna — dijo en respuesta la mujer, aunque no podía ocultar la ilusión que esas declaraciones le provocaban, mostrándoselo al ladrón a través del brillo que aparecía en sus ojos y el rubor de sus mejillas.

— No me interesa conquistar a alguien que no seas tú, Aoko. Solo te quiero a ti, mi niña — subrayó, chocando sus narices.

— Puedes estar tranquilo, sabes de sobra que no te dejaría siquiera mirarme si no sintiera lo mismo por ti — declaró, cerrando los ojos, dejándose llevar por su contacto, sintiendo ese aroma de frescor que tanto caracterizaba al ladrón — Te quiero, Kid.