La estrella que creció

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~Especial por las fiestas. Pt 1~
Narra Nate

Han pasado ya 22 años desde que lo conocí, pasamos por muchas cosas juntos mientras crecimos, pero lo lindo de todo lo malo, fue que jamás se alejó.

Hoy en día estamos viviendo juntos, siendo la pareja feliz que jamás pensé que yo podría formar. Teniendo todo lo que jamás pensé llegar a tener.

Hoy con 31 años trabajo como veterinario, teniendo mi propia clínica para animales, que también es un refugio para las criaturas sin hogar.

Él trabaja como biólogo marino. Recuerdo cuando nos vimos por primera vez, estaba en el río intentando revisar a todos los peces.

Ah, el río.

Jamás dejamos de ir. Cuando empezamos a salir a los 14 hicimos una tradición. Ir cada aniversario ir a ese lugar y comer algo al azar mientras tiramos piedras y hablamos de lo que sea. Nuestra feliz tradición.

Cuando cumplí los 18 deje de ir a ver a mi madre. Ella solo me restaba y arruinaba la perspectiva que yo tenía de mi, algo que yo no quería ni necesitaba en mi vida.

Al principio algunos de mi familia trataron de convencerme de que estaba haciendo mal y me arrepentiría. Hoy soy feliz y no me arrepiento de lo que hice, porque todo lo que hice fue por mi salud, tanto mental como física. Luego de un fin de semana volvía a mi casa estresado y fatigado, sin poder con nada.

Me levanté de la silla con tranquilidad mientras me arreglaba la corbata y veía por el espejo a mi hermana buscar algo en su bolso.

Mi hermana, que puedo decir de ella? Nada más que la amo.

Fue la que se hizo cargo de mi cuando mi mamá ni papá estaban, la que dejó su juventud por criar algo que ella no pidió. Le agradezco por tomar una obligación que era de alguien más solo porque no me quería muerto.

Sentí su mirada en mi y cuando mire al espejo note que estaba llorando. Sonreí melancólico y me di la vuelta. La miré en su vestido largo entallado de color rojizo. Abrí mis brazos y sonrie sin poder evitarlo al sentirla aventarse a abrazarme y llorar.

-Estoy tan feliz y orgullosa de ti, te ves precioso-

Solo deje un beso en su mejilla y camine directo a mi padre, que cruzaba sus brazos viendo a otra dirección, aún que note la sonrisa que tenía.

-Papá?-

Lo llamé, y me reí al sentir como me abrazaba tan fuerte como podía, dejando en claro que no me quería dejar ir.

-Por qué tan pronto? Eres muy joven!-

Correspondi su abrazo, y al parecer mi mirada fue suficiente para hacerle entender que tenía mi decisión tomada.

Mi hermana le hizo algo de burla que rápidamente fue respondida por mi padre. Aún que el foco de burlas fui yo cuando no pude evitar las lágrimas. Nos dimos un último abrazo antes de salir del cuarto.

Del brazo de mi padre llegue al altar y sonreí al ver a mi prometido parado allí, esperándome.

-Veo que no huiste-

Dijo con burla, y yo solo le respondí con el mismo tono.

-Estaba con mi familia, que vergüenza que ellos me vean huir-

Nos reímos un poco y el padre nos miró a ambos con ternura, preguntando si empezábamos. Asentimos y comenzó la boda, mi boda.

Luego de años de noviazgo tenía que pasar entienden. Al menos para nosotros.

Lo mire a los ojos y dije mis votos.

-Te amaré hoy y para siempre, en la salud y en la enfermedad, a ti, mi bella y única luna-

Solo me tiro un beso volador y dijo los suyos

-Seré lo que tú siempre necesites para sonreír. En la salud y en la enfermedad trataré de ser la causa de tu sonrisa, mi bella y brillante estrella.-

-No creo que necesite preguntarlo, pero, hay alguien que se oponga a esta unión? Que hable ahora o se lo lleve a la tumba.

Nadie hablo y el padre sonrió.

-Puede besar al novio-

Y nos dimos el beso que sello nuestro propio cielo nocturno.

El pequeño niño del ríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora