En las más tempranas horas de la mañana, el instituto Sunshine City era extremadamente animado. El bullicio de los estudiantes era constante, la mayoría de ellos llegaban horas antes que los profesores por lo que eran libres de caminar por los pasillos y hablar sin que fuesen castigados.
Nimue estaba algo aturdida por la gran cantidad de ruido, el lugar donde vivía con el cazador era extremadamente tranquilo y apenas se podía escuchar el sonido de las gaviotas y del mar golpeando la costa. No estaba acostumbrada a soportar tanto llegando a sus oídos.
Sentía un pequeño dolor en ellos y su cabeza comenzaba a palpitar. Era molesto.
Por suerte, el cazador había previsto tal reacción. Los sentidos de su niña siempre habían sido extremadamente sensibles y el contacto con el bullicio de la ciudad le afectó mucho cuando apenas habían llegado allí.
¡Así que su mochila estaba bien preparada!
Algunas miradas poco discretas se paseaban por los asientos de la sala de espera de la encargada, justamente donde Nimue se encontraba sentada rebuscando algo entre todos los objetos dentro de su mochila.
Las miradas poco a poco aumentaban de número.
Tal vez se les hacía extraño ver a una chica colocar en sus oídos tapones para evitar el ruido, o ver a una estudiante nueva era simplemente algo asombroso, o tal vez su simple apariencia era llamativa. Cualquiera fuese la razón, muchos ojos estaban puestos en la chica.
Ella podía sentir esas miradas pero no se sentía intimidada de ellas, más bien, le resultaba curiosa la manera en que se comportan los jóvenes de su edad y decidió tomar mentalmente nota de lo que hacían para su uso futuro.
—Mirar fijamente...seguro es algo que debes hacer cuando ves a alguien a quien nunca habías visto —Nimue asintió para si misma, con la mirada decidida —. Entendido.
Ya había descubierto algo nuevo y útil para su estadía en el instituto, si seguía así podría mezclarse con rapidez en el ambiente escolar. Esperaba con todo su corazón que eso fuese posible, no quería causarle problemas al cazador.
Si bien el cazador nunca había hablado con ella directamente, ella sabía exactamente qué era ella y porqué tuvieron que alejarse. Ellos abandonaron ese pueblo por su culpa, porque ella era una de esas criaturas a las que les temían con intensidad las personas del pueblo y era peligroso seguir allí.
Al menos, peligroso para ella.
Después del incidente con los niños del orfanato tuvo una extraña necesidad de saber que sucedía. Aunque siempre había sido muy curiosa, el cazador le había prohibido terminantemente salir sin su compañía y ella nunca le había desobedecido, esa fue la única vez que realmente su necesidad de saber los hechos fue aún mayor que su obediencia al hombre.
Recuerda que al salir no habían muchas personas por las calles, ya estaba anocheciendo y no muchos se atrevían a estar fuera de sus casas cuándo el sol casi ya no alumbraba; las pocas personas que habían eran en su mayoría hombres y justamente habían varios hablando cerca de la casa donde había ocurrido el suceso.
Uno de los hombres en el círculo era el dueño de la casa, el padre de la niña que le había dado asilo a los infantes del orfanato, era quien lideraba la conversación.
«—Mi hija aún no sale de su habitación, tiene pesadillas todas las noches y tiembla cada vez que le damos carne de comer; ella está completamente traumatizada después de aquella horrible experiencia, y ahora usted me dice que...¿No pudieron conseguir a esos malditos demonios? —el hombre se escuchaba consumido por el enojo, no podía creer en absoluto lo que sus oídos escuchaban. Era inaudito para él pensar que aquellos monstruos estuviesen sueltos por allí y que las autoridades del pueblo no movieran ni un dedo para arreglarlo.
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❛ DARK MOON: The Pagan Alpha ‹ &TEAM 。
Fanfiction/ ‹ En Grenville hay una fuerte creencia en la existencia de los monstruos, seres malva- dos que suponen una ame- naza para los humanos, y son extremadamente odiados por los...