Witside

🍂; Capítulo cuatro.

「04: Pregúntale」

Pov' Astrid.

𝕻or segunda vez desperté en la clínica, esta vez sí parecía que había pasado el tiempo. Mi mano estaba agarrada de algo caliente y terso. Volteé mi vista hacia eso y me di cuenta que era una mano. Una de piel casi morena, con las muñecas vendadas y moretones por todos lados.

—Al fin despiertas —susurró Dottie—. Me asusté mucho cuando tuvieron que reanimarte.

Abrí los ojos de par en par. ¿Reanimarme?

Solté inmediatamente su mano, causando que —por el movimiento brusco— se doliera de la muñeca.

—Lo siento —me disculpé—, debí ser más cuidadosa.

¡Pum pum, pum pum!

Los latidos, de nuevo.

Ella sonrió con expresión agotada. Mirando al vacío me dijo…

—Olvida eso… ¿Sabes quién me hizo esto? —hizo un gesto a su cuerpo. Entreabrí los labios en un gesto involuntario, acaparando su atención. A pesar de que le di parte de mi vitalidad ella aún tiene secuelas; un pié enyesado, las muñecas vendadas y una curita en el labio inferior. Eso era muestra de mi debilidad como una sanadora. Debía practicar más mis te técnicas curativas.

Qué irónico que tú función sea dar o devolver la vida y tu hobbie sea quitarla.

«Cállate, yo sería incapaz de matar a alguien»

—No lo sé —salí de mis pensamientos contradictorios— Solo sé que es alguien que quiere chantajearme… —cerré los ojos, respirando profundamente y pensando más de cuarenta veces lo que iba a decir— conpersonasquemeimportan —pronuncié tan rápido las palabras que Dottie puso una mueca de confusión y diversión a la vez— para que le lleve un no sé qué de 108 años y posiblemente matarlo.

—¿De qué hablas? —se rascó la nuca.

Suspiré.

«Ancestros, denme calma, por favor»

—De que hay alguien, una secta, una entidad, una persona-hombre lobo-hechicero-elfo que quiere que le lleve a una raza que probablemente esté extinta y para ello…

—No de eso, tonta, de lo que dijiste antes. Que te chantajeaba con…

Suspiré. «X2»

—Conpersonasquemeimportan —volví a repetir, con velocidad.

—No te oigo~ —canturreó feliz, y juro que solo lo dije porque su infame cuerpo a penas podía sostenerla y no quería que también estuviera mal emocionalmente.

—¡Con los putos humanos con los que he interactuado! ¡Joder! ¡¿Eso es suficiente para ti y tu ego de mierda?! —creo que me pasé, pero ella sonrió y se acomodó en su camilla.

—Es suficiente, sí.

Pocos días des pues —una semana más— nos dieron de alta. Me había sorprendido ver tantas veces a Devon y Ajay por la clínica. También nos informaron que nuestras evaluaciones habían sido convalidadas. Incluyendo el vendito-maldito trabajo de vacaciones de invierno.
…