The Alpha and her Moon // Wenclair Omegaverse

De regreso.

Las clases volvieron a reanudarse después de unas pequeñas "vacaciones" (que se extendió por varios meses) forzadas y los estudiantes comenzaron a regresar poco a poco a los edificios y a sus antiguos dormitorios. Wednesday se encontró desempacando su juego de estacas de madera (nunca se sabe cuando se enfrentara a un vampiro roñoso.) mientras que Thing, su leal compañero, le daba su opinión de donde debería colocar sus cosas y que arma guardar debajo de la cama en caso de emergencia.

Sus padres la dejaron hace unos momentos lo cual agradeció ya que no soportaba ese chocante muestra de afecto. Si volvía aparecer un misterio en la academia, esperaba que no se cancelaran las clases nuevamente y tener que regresar a la mansión con ellos.

La puerta de su habitación y se tensó por un momento, pensó que la Sra. Thornhill regresó por venganza pero fue imposible ya que las abejas de Eugene se deshicieron de ella convenientemente. Se dio la vuelta y observó como Enid entró alegremente a la habitación así que se permitió relajarse nuevamente.

Al principio se comunicaban con cierta regularidad, la máxima regularidad que permitían las cartas en llegar. Wednesday se siguió negando a ser una esclava de la tecnología a pesar de tener el aparato electrónico en sus manos. Wednesday escribía finamente mientras que Enid escribió con una letra demasiada redonda para su gusto pero luego las cartas dejaron de ser menos frecuentes hasta que se detuvo totalmente. A Wednesday se le hizo extraño y sintió una punzada en el pecho cuando ya no leyó a la otra chica.

Wednesday no se tardó en darse cuenta de que Enid cambió después de varios meses de no verla.

Su compañera que burbujeaba con naturalidad y alegría ahora parecía cansada, fue como si estuviera ocultando algo. Físicamente también cambió; sus mechones de colores desaparecieron dejando ver su cabello rubio limpio y prístino, sus uñas perdieron esos característicos colores chillones, sus ropas antes brillantes y pomposas ahora fueron más apagados y menos exagerado, el tiempo le hizo un favor y se volvió más alta, y sus ojos que antes la miraban con una genuina curiosidad e inocencia la miraban con cansancio y parecía ver a través de ella haciendo que su estómago se retorciera por una mala incomodidad. Vio las cicatrices marcadas en el rostro de la joven y sintió algo que no reconoció y que no le agradó para nada.

Enid la miró con una sonrisa, una sonrisa falsa, una sonrisa que estaba destinada a mantener apariencia y secretos.

—¡Willa! —gritó la rubia acercándose a ella rápidamente con la intención de darle un abrazo, pero se detuvo al final. Wednesday creyó que fue porque recordó sus límites sobre su espacio personal aunque ya se había preparado mentalmente. Enid pareció momentáneamente afligida de no poder acercarse.

—¡Thing! —Exclamó felizmente extendiendo su mano permitiendo que la mano solitaria subiera y rápidamente lo acercó para darle un beso en su dorso de su mano.

Wednesday hubiera ignorado esa repulsiva escena, pero algo llamó su atención.

En la mano derecha de Enid, en su dedo anular se encontraba un anillo con diamantes y esmeraldas incrustados. Un anillo de compromiso. Wednesday no es tonta y sabe lo que significa, deseó que la muerta le diera un cálido abrazo en ese instante. Las emociones siguieron siendo un tema nuevo que está descubriendo pero ver ese anillo hizo que sintiera algo feo, algo feo de la forma que no le agrada.

—Te vas a casar, eso es interesante.

Ambos se congelaron. Thing brinca al hombro de Wednesday para enfocarse en la rubia que se tensó pero siguió conservando su sonrisa molesta.

La rubia levanta su mano para dejar ver su anillo de compromiso que se burlaba de la pelinegra —Cuando regresé a la manada mi madre me forzó a transformarme ante la multitud para demostrar mi valía y me reconocieron como una joven alfa. Eso es bueno para la posición de nuestra familia y no perdió la oportunidad de ofrecer mi mano a una manada diferente.