Capitulo 7: Hogar, dulce hogar.

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En un día cálido donde se escucharon a unos jóvenes adolescentes correr y gritando entre ellos felizmente resonó por todo el barrio Sinclair, dos de ellos jugaban a las atrapadas sin preocuparse de nada. Una joven rubia persiguió a su mejor amigo de piel oscura, ambos destacando en el panorama solemne e ignorando los gruñidos de molestia a su alrededor.

—¡Vamos Enid! —Exclamó el chico mientras trataba de correr con todas sus fuerzas, no era un lobo y en cualquier momento podría ser atrapado.

Enid trató de alcanzar al chico sorprendiéndose de la velocidad de este, ella es una lobo pero no se podía transformar aún, soñaba con hacerlo y cuando lo hiciera atraparía a Bill como debe ser... pero ya era demasiado tarde y no lo consiguió.

Enid solamente vio como Bill se alejaba cada vez más y más hasta que ya no lo pudor ver, no lo escuchó y no lo sintió. Algo está mal.

—¡Bill! —Gritó la rubia con temor, su sonrisa ligera desapareció cuando su amigo no le respondió y volvió a gritar. El cielo soleado se tornó oscura lentamente mientras que el sol rotaba hasta llegar a una luna llena que se comenzó a teñir de sangre. Su piel le picó con incomodidad al sentir que la luna de sangre que siempre la consoló ahora se burlaba de ella.

¿Por qué se esta riendo de ella ahora?

Entonces se escuchó el horrible chillido de un animal, no cualquier animal, un lobo.

Corrió nuevamente a través de las calles vacías y encontró a Bill que le estaba dando la espalda.

—Rompiste tu promesa —Susurró el moreno sin ver a Enid. Entonces un enorme lobo de color gris oscuro acechó lentamente al chico como si de una presa se tratase.

—Bill.

El lobo gruñó y Bill solamente la miró: —¿Por qué no hiciste nada?

El lobo abrió sus fauces.

Entonces se despierta con un jadeo.

Gimió de dolor y su cabeza se sintió como si lo hubieran usado de tambor y no dejó de palpitarle. Se intento levantar pero escuchó un tintineo y como una gran tracción fue jalada nuevamente al suelo, su manos le pesaron extrañamente. Cuando su vista se aclaró lo suficiente se dio cuenta de que sus muñecas y manos estaban aprisionados con un par de grilletes de madera y unas cadenas de hierro que estaban conectados al suelo.

Había mucho ruido y levantó la cabeza para que un jadeo de sorpresa le saliera de la garganta al ver que se encontraba en medio de un escenario como si una atracción se tratase y en frente de ella se encontraban sus verdugos. Estaba en una especie de aforo que recordaba a los viejos tiempos griegos trasladado a la modernidad americana. En los primeros asientos/escalones se encontraban algunos miembros de las manadas mas importantes de San Francisco ordenados por su importancia de derecha a izquierda: Los Taylor, vio al tío Jacob que tenía la expresión solemne cuando la miró, Vitto, Mozan y finalmente los Godkind con su odioso líder John presente. Ya el resto de los escalones tenían miembros que pululan por la ciudad como los Ryder, Jin y García entre otros.

Conocía al resto de las manadas de San Francisco, siempre eran los mismos y nunca dejaban que una nueva manada se estableciera dentro de la ciudad ya que su madre decía que "Rompian el frágil equilibrio" así que se sorprendió cuando notó un grupo desconocido que la veían fijamente con interes. No parecían ser de San José o de Nevada. Aunque después los conocería y no sería para bien.

No quería estar aquí y ser vista como un objeto.

Su madre finalmente apareció de su lado y caminó al frente del escenario para enfrentarse al resto de las manadas mientras que su padre permaneció detrás de ella en silencio. El publico ruidoso se quedó en silencio mientras su madre comenzaba a hablar.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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The Alpha and her Moon // Wenclair OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora