Last: Merry Little Christmas

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Pequeña feliz navidad.

La siguiente mañana la despertó el ruido que hacían las sartenes al chocarse contra el piso. Por un momento olvidó lo que había pasado la noche anterior y se asustó al no reconocer el lugar en el que había amanecido, y cuando vio a Sana asomarse por la puerta de la cocina para ver si la había despertado creyó que estaba soñando.

— Buenos días, disculpa el estruendo — le sonrió con dulzura y movió las manos hacia abajo— Puedes seguir durmiendo si lo deseas, aún no está listo el desayuno.

Se restregó la cara poniendo su mente a trabajar y recordó lo que había ocurrido. Sonrió con los ojos medio cerrados y sacudió la cabeza.

— No, está bien — notó que había olvidado quitarse el reloj y le echó un vistazo, eran las once de la mañana—. De cualquier forma ya he dormido mucho, ¿no te parece?

Sana soltó una risita y asintió.

— Llegué a pensar que habías entrado en coma.

Tzuyu rodó los ojos y se estiró luciendo como una cucaracha a la que habían envenenado.

— No puedo creer que esté presenciando un exorcismo el día de navidad.

Tomó un cojín y se lo tiró a Sana a la cara. Como estaba mucho más despierta que ella lo esquivó, le sacó la lengua y se lo tiró de vuelta. Tzuyu soltó un bufido y Sana pronunció un suave "¡ja, já!" para después caminar hasta ella, ofrecerle una mano y ayudarla a levantar.

La empujó en dirección de la cocina y Tzuyu observó con atención todo a su paso. Sana era muy ordenada, las decoraciones y muebles eran grises o amarillos y todo estaba impecable. Se sorpendió al ver que estaba preparando pancakes taiwaneses.

— ¿Siguen siendo tus favoritos?

Tzuyu esbozó la sonrisa más grande e infantil y asintió frenéticamente.

— Lo serán hasta el final de los tiempos.

Sana rio y Tzuyu se acercó a husmear la estufa.

— ¿Tienes hambre?

— Muchísima.

— Bien, porque calculé mal y van a salir muchos pancakes y te los tienes que comer todos.

— Lo dices como si fuera algo malo.

Acarició su cabello y tomó asiento en uno de los taburetes de la isla.

Sana lucía realmente tierna yendo de un lado para otro en la cocina mientras cantaba la discografía de Madonna. A Tzuyu no le gustaba mucho la música pop, pero la voz de Sana era una de sus sonidos favoritos en el mundo, además oírla cantar era un privilegio que no muchos tenían, así que aunque cantara pop, ópera, punk, o jingles de comida para gatos, lo disfrutaría como si fuese la mejor composición de todos los tiempos.

No le mintió cuando dijo que iban a salir muchos pancakes, tuvo que comerse 10 del tamaño un cd. Estaba llenísima, pero era la mejor comida que había tenido en mucho tiempo, no solo porque la había preparado Sana sino también porque había seguido la receta que su abuela le había enseñado a ambas.

— Todo estaba delicioso — mencionó ayudándola a recoger la loza —. Muchas gracias por la comida; yo limpiaré la cocina.

Sana le agradeció y se sentó en la isla a charlar con ella mientras se encargaba de lavar y secar los trastes.

𝐑𝐞𝐭𝐫𝐨𝐮𝐯𝐚𝐢𝐥𝐥𝐞 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora