Capítulo 8

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La nieve era como migas, pequeña y densa, y el único color que existía en el patio era el blanco, sin ninguna otra tonalidad.

Como Yun Qingci necesitaba buena visibilidad para hacer su trabajo, las luces de la habitación eran muy brillantes. Sin embargo, el biombo de la cama bloqueaba un poco la luz, por lo que dentro de la cama seguía habiendo un poco de penumbra.

Yun Qingci se recostó en la almohada; su largo pelo, sujeto con una horquilla de madera negra, parecía tinta salpicada. Li Ying estaba sentado frente a él, inclinado hacia delante, con unos mechones de pelo cayéndole por los hombros y los ojos brillantes.

En su vida anterior, había estado acostumbrado a los hábitos de Yun Qingci durante doce años. Incluso en esta vida, había estado acostumbrado a dichos hábitos durante cuatro años. No era sorprendente que tuviera esta idea.

Si hubiera sido el Yun Qingci de la vida anterior, se habría puesto estas orejeras sin dudarlo, y habría dormido feliz toda la noche porque Li Ying tomó la iniciativa de pedirle un regalo.

Por no hablar del Maestro Lin Xiao Hou, incluso si el mismísimo Rey de los Cielos, apareciera por aquí, estaría por debajo de Li Ying.

Yun Qingci sonrió satisfecho, preguntándose si era él quién era demasiado ansioso en el pasado, o si era Li Ying quien estaba demasiado satisfecho de sí mismo ahora.

-Esto no es para Su Majestad.- Tomó las orejeras de la mano de Li Ying, las guardo y dijo. -Fueron cosidas para Xiao Hou.-

La expresión de Li Ying se congeló, y la luz de sus ojos desapareció rápidamente: -¿Le cosiste estas orejeras con tus propias manos?-

-Sí.-

La expresión de Yun Qingci era sincera y sus ojos estaban serios. Li Ying le miró durante unas cuantas respiraciones: -¿Por qué?-

-Tuvo la amabilidad de calentarme las orejas para que no pasara frío, pero yo no supe cuidar sus cosas y provoqué que se perdieran. Debería ser reembolsado.-

-Amablemente.- La ira surgió en su pecho, y Li Ying se sintió ridículo: -¿Es amabilidad o segundas intenciones?-

-Fue realmente amabilidad- dijo Yun Qingci. -Había murmullos por todas partes. Aunque sólo me dio un par de orejeras, su intención era protegerme de las calumnias que se hablaban a mi alrededor. Debería valorar sus buenas intenciones.-

Los labios de Li Ying temblaron: -¿Valorar?-

Yun Qingci se limitó a mirarle.

Li Ying pronunció cada palabra, como si quisiera asegurarse de que oía con claridad: -¿Sabes de lo que estás hablando? Tú, Yun Qingci, como Señor Emperatriz, ¿deberías abrigar la intención de otro hombre en tu corazón?-

-No importa si es un hombre o una mujer, si me tratan bien, yo les trataré bien.-

-¿No sabes cómo evitar sospechas?- Li Ying se contuvo y dijo: -Lin Huaijin es el hijo de mi tía.-

-Lo sé.-

-¡Le gustas!-

Yun Qingci se sobresaltó y dijo: -Oh.-

"......" ¡¿Oh?!

El rostro de Li Ying estaba sombrío. Miró fijamente a Yun Qingci durante un instante y dijo amargamente: -Te prohíbo que se los des.-

-Se lo he prometido.-

-No te lo permito- dijo Li Ying. -Lo has prometido, pero no te está permitido dárselos. Es una orden-

El obsesivo shou continúa con su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora