capitulo 1

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Tan solo podía recordar la imagen de aquel puente alejándose, mientras caía al vacío del cual en un momento desee refugiarme. La luz de aquel faro que alumbró el lugar donde me encontraba, era el único punto fijo el cual observaba mientras el frío de aquella noche me consumía por completo.

Mi corazón palpitaba con más fuerza que antes, aún herido por lo ocurrido esa noche, sentía la necesidad de salir de mi pecho y cobijarme en las manos de la mujer que me rechazo, poco a poco mis sentidos comenzaron a volver de la pausa en la que se encontraban.

Una corriente de aire pasó por mis pies subiendo por mis piernas, enfriando mi vientre y terminando en mis senos, así pude comprender que me encontraba recostada , las finas sábanas que rozaban mi piel era evidencia clara que me encontraba en una cama de hospital.

A lo lejos pude escuchar, el alboroto propio de este lugar, las sirenas y el ruidos de las personas desesperadas por salvar las vidas de otros, ratificaron inmediatamente el contexto donde había parado.

La cabeza me comenzó a dar mil vueltas con sus respectivas preguntas, de cómo había parado en este sitio, la altura de la cual había caído era considerable además el río donde debía de caer era poco profundo, no debía de continuar con vida, ¿ será que la misma muerte que una vez me arrullo con sus manos comprendió mi dolor en ese momento y me dio una segunda oportunidad?.

Dos apellidos de pronto llegaron a mi mente, " Los Pereira y los Castilla ", aquellas personas habían marcado mi destino. Tan solo fui el juguete de ambas familias, para cumplir sus deseos, un arma creada para hacerse daño uno a otros. Por mucho tiempo contratada para separarse mutuamente, me dediqué a hacerlo, viendo cierto placer en ello. En mi corazón solo estaba lleno de odio y rencor hacia estas dos líneas de sangre.

Debía de hacer algo para retribuir todo el daño que estos seres me hicieron, necesitaba pararme de esta cama y encontrar la forma de hacer pagar a estos miserables, que usaron mi inocencia a su beneficio, también debía de encontrar a Ana Virginia, sabía que en el fondo ella sentía lo mismo por mí, su rechazo tal vez fue empujado por los negocios de sus padres y abuelos, merecía respuestas concretas porque ella no aceptó escapar conmigo esa noche.

-¡Señorita cuando la trajeron a este hospital no tenía identificación- una voz dulce interrumpió mis pensamientos, era de un caballero claro estaba.

Fue entonces que decidí abrir los ojos, cegada por la fuerte luz de las lámparas del hospital, me costó algo de trabajo enfocar mi visión, tan solo busqué el origen de aquellas palabras tan dulces que cautivaron mi atención.

-¿ cuál es su nombre?-, me pregunto de nuevo aquel hombre.

Difícilmente lo pude ver, de pronto en mi mente comenzó una loca idea, la misma muerte arrullandome me dio una segunda oportunidad, Yesika, había caído de ese puente y era imposible que haya sobrevivido, voltee la mirada en dirección al doctor.

-Victoria Benavente, doctor -, le dije a aquel hombre con mirada sutil pero gentil.

El me miró fijamente a los ojos, con una sonrisa entre dientes asentó con la cabeza, él estaba sentado en mi cama, me tomaba de la mano. Por gran parte de mi vida, toque a muchísimos hombres de todas clases, su calor y su olor eran algo que no podía olvidar, pero aquel doctor tenía una suavidad y delicadeza que jamás había sentido antes.

-Señorita Victoria, es un placer- me dice, - cayó le una altura muy elevada, es un milagro que esté aquí con nosotros- me dijo el doctor dándome la espalda.

No sabía que decir en ese momento, tan solo quería salir corriendo de aquel hospital para comenzar el plan de destrucción de las familias que me trajeron en esta posición.

los secretos de victoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora