CAPITULO 5

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Siendo las 10 y 59 minutos de la mañana, había llegado al hotel intercontinental, estaba agitada,  era un poco tarde, muchas cosas se me habían juntado para poder llegar a este lugar, entre ellas el restaurante de la señora Barbara mi cabello estaba un tanto despeinado, debido a la brisa que golpeo mi cabeza como consecuencia de venirme en la moto donde me trajeron para venir a trabajar.

Ante de entrar por la recepción de este lugar. Pude ver así mi reflejo en el vidrio de este edificio, me detuve algunos cortos segundos para mirarme, ya había pasado algún tiempo desde que la señora Bárbara, con la ayuda de sus hermanae cambiaron la apariencia ue tenía, aunque quedando como el último recuerdo de mi anterior vida, los ojos de " Yesika " , aquellos ojos tristes los cuales vieron el amor y también se le fue arrebatado.

La recepción del hotel intercontinental, se encontraba tal cual como la dejé ayer en la tarde cuando vine con la señora Barbara,- en aquel lugar el silencio era algo muy curioso-,con el cuerpo un poco cansado y desgastado, respire profundamente, comenzando la caminata hasta la recepción del hotel, desde la fuente donde me dejaron hasta allá.

En la puerta se encontraba el botones que se sorprendió al ver a la señora Barbara, al verme a lo lejos de nuevo se sorprendió al verme, con una sonrisa en el rostro, me dio loa buenos días y me abrió la puerta con mucha elegancia.

-¡Bienvenida señorita !, me exclamó el botones de la entrada.

Asentando con la cabeza, acepte con mucho cariño y agradecimiento  su gesto, ya dentro de la recepción,- me detuve un momento para echar un vistazo a mi alrededor-,  estaba un poco nerviosa, ya era tarde, debía de llegar a la cocina principal y reportarme con el jefe de cocina a cargo, que en lo mente tal vez debería de ser el sobrino de Francisco aquel pesado de tercera que cree que se está comiendo el mundo, -pensé una y otra vez-,

Mi memoria comenzó  fallar, se me había olvidado por completo el camino hacia la cocina -,a fallar de pronto, no sabía no sabía que puso debía de bajarme para llegar al " gran salón", el restaurante que se encontraba a en el último piso de este hotel, el cual tenía una vista periférica de la mitad de la ciudad de caracas.

Rascándome la cabeza mi ansiedad estaba en aumento, debía de llegar lo más pronto posible a aquel salón, en mis nervios me dirigí a recepción para preguntar el piso donde quedaba el restaurante, al hacerlo me llevé una gran sorpresa, una de las muchachas que se encontraba ahí, era una de las compañeras de Yesika en su anterior vida, aquello me hizo mucho ruido en mi mente, pero tenían otras prioridades que atender.

—¡Buenos días!—
—disculpa, me podría decir¿ en qué piso está " el gran salón"?—, le pregunté con ģran cariño y educación, buscando rápidamente la respuesta,

Aquella muchacha en un primer plano me había visto de reojo, después instantáneamente, postró una mirada fija, detallando cada centímetro de mi rostro, me indico el puso y hacia donde me tenia que dirigir, me despedí muy cordialmente de ella, - respirando de tranquilidad porque no me había reconocido.

En ese instante salido de recepción  esta misma mujer, se colocó en frente de la misma , mientras caminaba de nuevo al ascensor del hotel ella pronunció con voz clara y fuerte mi antiguo nombre,tal vez ella se dio cuenta de quién era yo,  al instante los pelos de mi espalda se erizaron, pero no podía detenerme y voltear aquello me delataría y se arruinaría todos mis planes.

—¿Yesika?.
—Yesika.
—Yesika— repitió más de tres veces, sabia que me había reconocido, pero de nuevo en mi mente estaba presente la realidad que si volteaba, simplemente mis planes se irían por el suelo.

Su nombre era Maria, ella comenzó a trabajar en la misma época que comencé yo con los Pereira, la única diferencia es que ella de otro estado recomendada por una casa especializada de estas cosas, es decir, un burdel, fue captada por el mismísimo, Manuel Pereira, el actual esposo de la señora Alejandra, hija de Pascual.

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