•°•ʜɪᴀɪᴛᴜs•°•
El día del debut de Athanasia, se presento a Jeanette como hija del emperador, y el la acepto.
Pero ese mismo día se presento la familia imperial de Sidiona, quienes consolaron a Athanasia, pero no por pena.
-Athanasia, nosotros somos...
La princesa se encontraba dormida plácidamente, pero su tranquilidad fue interrumpida por el sonido de la puerta abrirse.
Lilian York entró con otras mucamas a la habitación de la princesa, debían despertarla y prepararla para que desayune con su familia.
Después de unos minutos ya estaba lista y partió hacía el palacio donde se encontraba su familia. Estaba fascinada por lo enorme que era el palacio donde se hospedaba su familia, pero recordó que ellos sentían repulsión por casi cada lugar en Obelia.
No por ser egoístas, claro que no, sino porque en cada lugar la gente hablaba mal de ella o de su difunta madre. Si iban solamente iba a haber un aroma de sangre por la matanza que harían.
Respiro profundamente, ya estaba llegando junto a ellos.
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Estaban tranquilos preparando la fiesta de té, hasta que escucharon que su querida Estrella estaba llegando.
Rápidamente la emperatriz de cabello rosado fuerte miro a sus hijos.
-Ustedes dos, vayan a ponerse una ropa más apropiada.- Dijo viendo a sus hijos, que tenían atuendos algo simples
-Pero mamá, ¿no esta bien este vestido?- Pregunto Ariana mostrando su vestido
-Bueno, la tuya esta bien Ariana, pero Cabel debe ponerse otra ropa, porque no sirve esa ropa que parece pijama.- Dijo viendo bien la ropa de su hijo
-Mamá, no me quiero cambiar ¿por qué a Ariana no le dices nada?- Pregunto mirando de reojo a su hermana
-Ella esta bien, tú vete a cambiar.- Dijo su madre
Él miro a su hermana, quien sonrío victoriosa y le saco la lengua. El príncipe solo la miro con el ceño fruncido, su hermana era muy infantil.
Camino por los pasillos hasta que logro ver a una niña castaña del otro lado, esa niña iba preguntando a los sirvientes algo.
Cabel solo pudo fruncir el ceño. Esa niña quería tener todo lo de su amada hermana Athy. Aunque eran primos, la considero una hermana apenas se entero que tenía una prima.
La niña a la que ahora llamaban "Princesa Jeanette", una niña de la cual él veía su verdadero ser.
Una quimera.
Una castaña llena de magia negra, además de que podía verlo en sus ojos. En sus ojos se veía un brillo de deseo por todo lo que la rodeaba. Al mirar a los sirvientes, las estatuas de oro, las joyas y los vestidos, y lo peor. A él.
Esa niña al verlo en el debut, lo miro con ojos llenos de brillo y admiracion. Tenía los mismos ojos que uso al ver a las debutantes con joyas preciosas, un deseo con una pequeña pizca de cariño.
Lo deseaba en su interior. Por favor, que no le den tal maldición.
-¿Ah?, Oh ¡príncipe imperial Cabel!- Su voz de verdad le irritaba