Capítulo 2

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—Me hiciste dejar plantada a la mujer de mi vida —. Le recriminó su amigo cuando se sentó —. Espero que sea algo importante.
—¡No jodas boludo! Todos los meses tenés una nueva mujer de tu vida —. Le recordó y ambos rieron. Aunque era irónico, Benjamín nunca se enamoraba.

Lucas sacó una cajita y la puso encima de la mesa. Su amigo lo miró sorprendido, aunque intuía  lo que era porque lo conocía a la perfección, y la abrió.

—Sabía que eras gay, pero no pensaba que me fueras a pedir casamiento.
—¡Dale boludo! ¿Qué te parece? Tengo pasajes para ir a Italia mañana a la noche. Está todo planeado para pedirle matrimonio ni bien estemos paseando por las calles de Siena.
—Es increíble que te cases… Me alegro, en serio, Alai es maravillosa y ustedes son el uno para el otro —. Se levantó para darle un abrazo pero enseguida se estaban dando palmaditas en la espalda y y riéndose, no les gustaba mucho abrazarse.
—Quiero casarme, quiero tener cuatro hijos, quiero pasarme el resto de mi vida con ella.
—¡Sos demasiado romántico, me das arcadas! —Fingió que le venía una y Lucas le tiró una patata frita en la cara.
—Te hablo en serio, boludo ¡Me voy a casar!
—¿Y si te dice que no? —. Le preguntó con seriedad.
—¿Vos pensás que me va a decir que no? —Abrió los ojos como platos, aquellas palabras, por un momento le hicieron sentir miedo y dudas.
—¡Te estoy jodiendo, boludo! —Sonrió y dio un sorbo a su cerveza sin alcohol —. Si sigue con vos después de nuestro viaje a Las Vegas, del año pasado, no la perdés más— Le guiñó un ojo y soltó una risa porque las imágenes de ese viaje inundaron su cabeza.
—Quiero que seas el padrino —. Le dijo ignorando sus palabras, no le gustaba recordar que le había sido infiel a Alai.
—Sólo si te puedo organizar la despedida de soltero porque si lo quiere hacer alguno de los otros, seguro que le hacen caso a tu novia y acabamos tomando jugo en un pelotero —. Le dijo muy seriamente porque conociendo a Alai, y su poder de persuasión, era capaz de conseguir algo así.
—¡Pero que no se entere mi futura mujer! —Se rieron y levantó la mano para pedir dos cervezas más.
—¿Qué chica dejaste plantada?
—Delfina, una mina hermosa que me llevó el auto al taller la semana pasada —. Le contó y sonrió, se sentía un triunfador.
—¿Y Oriana?
—Se estaba poniendo la cosa demasiado seria, así que se terminó.
—¿Le avisaste? —. Le preguntó riendo. Sabía que su amigo era de pocas palabras cuando se trataba de dejar a una mujer.
—La tengo bloqueada, supongo que captará la indirecta.
—Flaco, no podés seguir tratando así a las mujeres, ya no somos unos pendejos.
—Yo no les miento Lucas, vos lo sabés. Ellas saben que no quiero una relación, siempre lo dejo claro. No duermen en mi casa, no comparto comidas, ni cenas, ni me voy de vacaciones con ellas, no conozco ni a su familia ni a sus amistades. Quedo para tener sexo y nada más.
—Oriana si durmió en tu casa.
—Pero eso fue porque tuvo un quilombo con su familia, no la iba a dejar en la calle…  y ahí estuvo el error, después de eso se pensó que éramos novios. —Suspiró —Eso me pasa por meterme con pendejas…  Es hermosa, divina… Pero no entiende mi filosofía de vida.
—Te sorprenderías si tuvieras una relación.
—Ya veo las relaciones de ustedes, y no, gracias —Dió un trago —. No quiero estar con alguien con quien me la pase discutiendo, que me quiera cambiar o yo a ella, que me sea infiel o ser infiel yo… No quiero perder mi espacio, mi libertad… Soltero hago lo que quiero, ni lastimo a nadie ni nadie me lastima a mi.
—Lo decís como si estar en pareja fuera horrible, no solo hay cosas negativas. Parece que tenés miedo a enamorarte. En el amor a veces se sufre.
—A vos te gusta, te gusta discutir con Alai y te gusta después dormir con ella, abrazarla y volver a discutir al otro día por alguna estupidez. Los dos se acostumbraron a estar juntos y pase lo que pase siguen ahí… No todo el mundo tiene la capacidad de aguantar eso, de luchar aunque todo se vuelva negro una temporada. Yo no quiero eso para mi, no quiero que nada me saque de mi eje. No sirvo para tener una relación.
—A nadie le gusta discutir pero esas cosas pasan en las relaciones de pareja.
—Me gusta demasiado hablar como para perder el tiempo discutiendo. Todo se puede solucionar hablando. Y que conste que creo en el amor, creo que se puede formar un vínculo a medida que vas compartiendo tiempo con alguien, pero la mayoría de gente ve el amor de una manera que no va conmigo. Para mi, no debería doler.
—Ojalá fuera así, pero estas equivocado. Cuando te enamores de verdad, vas a sufrir. Acordate lo que te digo.
—O sos vos el que está equivocado, en tu manera de ver una relación. Decirle todo que si a una mina, no puede ser algo bueno. No sos sincero.
—¿Estás cuestionando mi relación?
—Sos vos el que insiste con hacerme cambiar de opinión, yo intento que lo veas desde mi punto. A mi me parece bien lo que vos quieras y espero que a vos también te parezca bien lo que yo quiero.
—Quiero que las cosas funcionen. Nos merecemos ser felices.
—Y ojalá lo sean.
—¿Vos que pensás? —Se cruzó de brazos y le clavó la mirada —Pero de verdad, sinceramente…
—No quiero dar mi opinión, no vivo la relación con ustedes.
—Pero nos ves, me conocés de toda la vida y a Alai desde hace seis años.
—No tengo mucha relación con ella y la poca que tenemos, no es muy buena —. Le recordó.
—La quiero, Benja.
—Lo sé y ella te quiere pero creo que no alcanza con quererse… —Al ver la cara de su amigo, preocupado, triste… quiso rectificar —. Pero que voy a saber yo, que nunca una mina me duró más de un mes.

Después de unas partidas de billar, en las que hablaron de planes sobre la despedida de soltero, Benjamín y Lucas salieron del bar y cada uno fue hacia su coche. Iban hacia la misma dirección, pero Lucas vivía unas calles más arriba. El semáforo se puso en rojo y Benjamín se detuvo, pero su amigo ya había pasado y girado en la esquina. El semáforo se puso en verde, Benjamín arrancó, giró en la misma dirección y justo vio, a lo lejos, como otro coche se lo llevaba por delante, sacándolo de la carretera.
Con el corazón en la boca, aceleró y siguió el rastro de humo que dejaba el coche de Lucas. No podía creer lo que estaba viendo.

 No podía creer lo que estaba viendo

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