𝐍𝐀𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃

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Y el día tan esperado por fin había llegado

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Y el día tan esperado por fin había llegado.

El vigésimo cuarto día de la duodécima luna.

El sol no los recibió cuando despertaron, el cielo estaba nublado por nubes blancas y grises, y el frío les calaba en los huesos, se podía escuchar los rugidos de los dragones desde las cuevas, incomodos por aquel clima que tanto odiaban.

Cuando la familia real se unió para romper el ayuno aquella mañana, llevaban puestas prendas que tenían reservadas en sus armarios, pieles lo suficientemente calientes como para preservar el calor.

Lucerys era de los pocos a los que aquel clima no le molesto en lo absoluto, este llego descalzo a la habitación de sus padres y los tres se vieron alarmados al ver sus pies desnudos contra el piso helado.

De inmediato Harwin lo subió a la cama y su madre le llamo la atención, Daemon ordenó a unas doncellas traer ropa cálida y zapatos para el príncipe, mientras Lucerys les decía que no era necesario, aún así no le escucharon.

Jacaerys, por otra lado, había llegado abrigado a los aposentos para desear una feliz víspera, pero cuando noto que su hermano solo estaba cubierto por su camisón, se quito una de las pieles que traía encima y se la colocó.

—Luke, debes cuidarte o vas a resfriarte —dijo mientras le acomodaba la tela gruesa sobre sus hombros en modo de regaño.

—¿Por qué me regañan como si fuera un niño pequeño? —se quejo haciendo un puchero— yo solo quería desearles una feliz víspera de navidad —este se cruzo de brazos, molesto por la incesante preocupación de todos.

Harwin río al ver a su hijo y paso su brazo sobre sus hombros —Feliz víspera de navidad mi pequeño soldado.

—¡Feliz víspera papá! —exclamo feliz devolviéndole el abrazó.

Cuando las doncellas llegaron con las ropas para el niño, Rhaenyra las tomo en sus brazos, diciéndoles a las mujeres que ella se encargaría.

Ahora ahí estaban, sentados en el solar de Viserys, rompiendo el ayuno en familia.

Cuando los demás se enteraron de lo sucedido con Lucerys, le llamaron la atención al pequeño, a excepción de Aegon, quien le aseguro que podían caminar descalzos juntos si lo quería, este recibió una reprimenda por parte de sus padres, pero el joven de quince inviernos le sonrió a su sobrino en complicidad, sabiendo que Luke se sentiría mejor si alguien estaba de su lado.

—¿Y si repartimos capas de piel en Lecho de Pulgas? —pregunto Lucerys de repente llamando la atención de su familia.

—¿A qué te refieres mi principe? —pregunto Alicent.

—Pues, es el lugar mas pobre de la Ciudad y estoy seguro que hay muchas personas que no tienen como abrigarse, niños que no tienen un hogar, mujeres que tratan de sobrevivir en esas calles, personas mayores que apenas resisten el clima cálido —explicaba— el abuelo Viserys es el Rey, el puede ayudarles, al igual que tú abuela, como Reina consorte, y mi madre como la Princesa heredera, los tres tienen ese poder —aquellas palabras del pequeño de tan solo ocho años había sido como una bofetada de guante blanco para los adultos, ellos ni siquiera lo habían pensado y se supone que eran los gobernantes de aquel Reino.

𝐍𝐀𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐄𝐍 𝐖𝐄𝐒𝐓𝐄𝐑𝐎𝐒 | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora