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Me sostuve del borde del comedor tratando de no caerme. Mi padre me había empujado con toda fuerza, había llegado ebrio de nuevo y como era de costumbre iba a darme una paliza pues esta vez había olvidado hacer la cena ya que me había quedado dormida después de comer, realmente me sentía cansada que me dormí sin darme cuenta.

—!Zorra estúpida! Tienes una sola cosa que hacer y no la haces bien. ¿Cuando vas a aprender la lección, eh? —dijo mientras caminaba en mi dirección, tambaleándose y con las palabras entrecortadas con su cinturón en mano.

Tomó un pequeño florero que estaba como decoración en una repisa y me lo lanzó. Mi intento de mantenerme en pie me evitó reaccionar a tiempo y el pequeño florero se rompió en mil pedazos sobre mi, haciéndome pequeñas cortadas en el rostro. Más cicatrices para mi colección. El hombre se dirigió a mi y levantó mi su mano para golpearme con su cinturón, lo único que pude hacer fue cubrirme con los brazos. Cada golpe que daba se sentía horrible, uno tras otro, cada uno parecía doler más que el anterior. Mis brazos ardían como si me estuvieran quemando viva y no dejaban de sangrar, entre lágrimas y gemidos de dolor logré hablar.

—¡Por favor, detente! Juro que no volverá a pasar.

Por un momento creí que me dejaría en paz, pero no fue así. Solo dejó de golpearme para tomarme del brazo y lanzarme al suelo.

—Por su puesto que no pasará de nuevo cariño, voy a darte una lección que jamás olvidarás.

Aquel mounstro se tiró sobre mi, acorralándome con sus piernas para que no tuviera escapatoria. Hundió su cara sobre mi cuello dando besos sobre este, podía oler su fuerte aliento a alcohol. El pánico llegó a mi lo más pronto posible, traté de safarme de su agarre con todas mis fuerzas pero fue imposible, ni siquiera patalear servía. No quería que esto pasara, no de nuevo. Podía sentir como metía una de sus manos bajo mi camisa y comenzaba a tocar mi abdomen, subiendo a mis costillas mientras las acariciaba, para finalmente llegar a mi pecho. Sin saber que hacer, moví mi cabeza hacia enfrente, dándole un fuerte cabezazo en la nariz, esta comenzó a sangrar de inmediato, el me soltó para sobarse la nariz y yo aproveché para patearlo en el estómago, haciendo que este se retuerza de dolor. No logré escapar pues este me tomó por el pelo y me arrastró por el suelo hasta llegar a la puerta del sótano.

—Maldita mocosa, ¡pasarás la noche aquí por ser una puta desobediente! —dicho eso, abrió la puerta y me aventó por las escaleras.

Rodé por ellas lastimándome en el camino hasta que sentí como mi cuerpo se estrellaba en el suelo, traté de ponerme de pie pero fue inútil, ni siquiera podía sentarme. Lo último que escuché antes de quedar inconsciente fue el fuerte estruendo de la puerta siendo azotada y el ruido del candado que el siempre ponía.

No era la primera vez que sucedía esto, pero pasar la noche en el frío y oscuro sótano no se comparaba con las cosas que ese horrendo ser me había hecho.

No era la primera vez que sucedía esto, pero pasar la noche en el frío y oscuro sótano no se comparaba con las cosas que ese horrendo ser me había hecho

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"𝙁𝙍𝙀𝘼𝙆" - Lee Eun HyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora