Hyo-ri se encontraba en su habitación haciendo su maleta, ya que hoy era el gran día, su cumpleaños número 16 y el día que escaparía de casa lejos de las manos de su padrastro, pues ya no soportaba seguir ni un minuto más ahí.
Desde que su madre murió las cosas habían sido difíciles, el tener que vivir con su padrastro quien era un hombre violento y abusivo se había convertido en un infierno, los golpes que recibía por parte de este se habían vuelto una costumbre y los toques y caricias una pesadilla, cada vez que ese monstruo, al que se veía obligada a llamar padrastro, recorría su cuerpo con sus gruesas manos se sentía tan sucia que deseaba jamás haber nacido.
Tras aguantar ese infierno durante años, Hyo-ri finalmente se armó de valor para hacer las maletas y largarse, tomó el frasco con dinero escondido bajo su cama en el cual había estado ahorrando durante los últimos 4 años y lo metió en su mochila, terminó de guardar lo necesario en su maleta y salió de casa en dirección a la estación de tren sin tener idea de lo que vendrá en el futuro o de las personas que marcarán su vida para siempre.