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— Dios, Jisung. ¡Ya habíamos dicho que lo haría yo! — Dijo el mayor con molestia.
— Sí, pero cambié de opinión. Quiero hacerlo yo, hyung.
— Ya te dije que no.
— ¡Es mi deber!
— ¡Tu deber es ir a limpiar el desastre que hiciste en la cocina por jugar al Máster Chef con Felix! — El rubio pecoso lo miró asustado. — Tú arreglaste la comida quemada de Jisung, tranquilo — Le dijo al australiano menor, el cuál asintió suspirando.
— ¡Eso no es justo, hyung! — Se quejó el castaño.
— Yo lo haré y se acabó.
— ¿Quién lo dice?
— ¿Ahora por qué pelean? — Le peguntó Hyunjin a su novio, llegando a sentarse con él junto a Changbin y Seungmin.
— Ni idea. Llevan así media hora desde que salimos de la cocina — Comentó Felix alzando los hombros.
— Llevan así una semana — Comentó Changbin junto a ellos, a lo que la pareja lo miró confundidos.
— ¿Una semana? — Preguntaron al unísono. El pelinegro asintió.
— Pues si llevan así tanto tiempo, debe de ser algo importante — Dijo Hyunjin, pero nadie supo contestar aquello, solo siguieron viendo la entretenida pelea que ya era una comedia a base de insultos tontos y manotazos flojos.
Eran dos niños de cinco años, y se supone que uno de ellos era el mayor y el líder.
— ¡Yo soy el presidente! ¡Es mi deber como presidente hacerlo! — Gritó Jisung alterado.
— ¿Miami te lo confirmó?
— Muy chistoso, hyung.
— ¡Yo más del tema que tú! — Volvió a gritar Chan hacia el menor, que mantenía en defensa ante los ataques del rubio.
— ¡Yo lo quiero más!
— ¿Ahora de qué hablan? — Preguntó Seungmin.
— Nadie lo sabe, Seung — Contestó Felix con confusión.
Minho, Maia y Jeongin llegaron a la sala al escuchar tantos gritos e insultos que escuchaban desde la azotea de la casa, confundiéndose al ver a Bang Chan y Jisung pelear por algo que nadie entendía.