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Minho llevaba varios días distante y frío con todos, incluso con Maia, y eso era algo que nadie entendía.
Siempre se iba cuando todos estaban juntos, se aislaba en una esquina con su teléfono y sus audífonos cuando estaban en la sala de práctica, solo cruzaba las palabras suficientes con cada uno, y su mirada era fría y distante, como si no quisiera estar con ninguno de sus chicos. No bromeaba con ellos, no se reía, no los abrazaba, tampoco los golpeaba o los correteaba por toda la sala, y lo más raro es que no abrazaba a Maia, no le daba besitos en la cara, no tomaba su mano, no la miraba, no le decía lo bonita que era, nada de nada.
Maia se sentía mal, porque ella creía que Minho estaba resentido con ella por no haber estado en el video anterior, hasta que vio dicho vídeo que Minho editó, el cuál solo duró cinco minutos más o menos, porque después el video se cortaba y se acababa. Eso la confundió ya que se supone que el pelinegro le enviaría el video para que ella lo editara, pero ni siquiera volvió a hablarle ese día, y cuando volvió estaba así.
Incluso comenzó a llorar cuando Minho la rechazó apenas volvió de Daegu y canceló la cita Maiho que tendrían esa tarde.
— ¡Honnie! — Gritó emocionada tirando su maleta en cualquier parte del piso para luego correr hacia la habitación de Minho y tocar repetidas veces, con una bonita sonrisa en su rostro y una cajita blanca con los dulces favoritos de su mejor amigo. Este le abrió a los minutos, pero ni se inmutó al verla y solo la miró con frialdad. — ¿No me vas a abrazar? — Preguntó con un adorable puchero, pero él seguía con su expresión seria.
— No tengo tiempo, Maia. Y no quiero la cita, olvídala — Y seguidamente le cerró la puerta en la cara, dejándola perturbada, confundida y triste.
— ¿Minho? ¿Sucedió algo? ¿Quieres hablar? ¿Por qué no me llamaste ayer luego de exponer a Seungmin? Ni siquiera me enviaste el video para editarlo y tampoco has subido nada. ¿Estás bien, Min? — Preguntó mientras intentaba abrir la puerta, pero Minho había cerrado con llave. — ¿Hice algo mal? ¿Estás molesto conmigo?
— ¡Lárgate, Maia! — Gritó desde dentro, logrando que la chica borrara todo rastro de felicidad de su rostro y comenzara a sentir sus ojos húmedos. Él nunca la había tratado así.
Creyó que solo estaba teniendo un mal día, así que lo dejaría en paz hasta que estuviera bien.
— ¿Honnie? — Preguntó con la voz quebrada, pero al no recibir respuesta dejó la cajita al lado de la puerta y sonrió cuando una lágrima cayó por su mejilla. — Te dejé un regalo en la puerta. Te quiero, Minmin — Y entonces se fue a llorar en los brazos de Bang Chan, que apenas la vio llorando se alteró y casi se le baja la presión.
