Capítulo 10

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Es difícil. Siempre ha sido difícil narrar una guerra. Los sobrevivientes evitan hablar de aquellos momentos donde la angustia, el dolor y el terror en estado puros son la moneda corriente de sus días.

¿Y cómo juzgarles?

¿No hacemos exactamente eso, evitar esos recuerdos, en lo cotidiano de nuestras vidas? Cada uno de nosotros, a nuestra manera, libramos nuestras propias batallas.

La Campaña SunShot fue, por decir lo menos; una masacre. Un río de sangre tiñó de rojizo las calles de Nightless City. Los pocos habitantes que quedaban en la ciudad, en su mayoría, familiares de soldados Wen, perecieron junto a los suyos. Simplemente contribuyendo a ese río interminable que marcó la historia del mundo de la cultivación. ¿Para bien?

La Secta Wen sabía que tarde o temprano ese fatídico día llegaría. La tiranía de su líder no dejaba lugar a dudas. Y es que todos podían verlo. No existía ser en este mundo que fuese capaz de alegar a la misericordia de Wen RuoHan. Muchos, en algún momento, llegaron a preguntarse si incluso aquel líder conocía el significado de dicha palabra.

Mentiría si dijese que alguien, en algún rincón de la tierra, lamentó las muertes de aquella noche. También mentiría si dijese que aún hoy, ha cuatro meses de terminada la campaña, nadie se cuestiona la sucesión de los hechos.

Cuatro meses atrás. Nightless City.

Las tropas de las cuatro sectas aliadas avanzaban, firmes y tranquilas, por las calles de Nightless City. Pequeños enfrentamientos ralentizaban su paso hacia el centro de la ciudad, mas no les detenían.

Nie MingJue, Lan XiChen, Jin ZiXuan y Jiang WanYin lideraban a sus respectivos soldados, espadas en mano, daban muerte a quién sea que se interpusiese en sus caminos. 

Para sorpresa de los jóvenes líderes, llegar a las puertas del Palacio del Sol no les costó tantas bajas como se esperaban. Claro, poco sabían de la inhumanidad que encontrarían ante sus ojos.

No enfrentaron demasiados soldados Wen por una única razón: ya estaban muertos. Convertidos en marionetas, llenos de resentimiento, formaban una ordenada barrera de defensa frente al corazón de Nightless City. Protegiendo a su líder.

—Muertos son más útiles que vivos— pronunció esa misma tarde el Líder de Secta Wen. Y desató el caos.

Tuvieron que defenderse como nunca lo habían hecho. Rápidamente su formación se deshizo y los cadáveres feroces comenzaron a ganar terreno. Uno a uno, soldados Jin, Lan, Jiang y Nie fueron cayendo; perdiendo así sus aún muy jóvenes vidas. Entre medio del dolor de ver caer a compañeros, y la impotencia de notarse superados en número y fuerza, buscaron reagruparse. El Líder de Secta Nie se negaba en rotundo a dejar el campo de batalla, pese a llevar todas las de perder. Quería justicia.

No. No quería justicia. Mejor dicho, quería venganza.

Venganza por las Sectas diezmadas. Venganza por sus discípulos muertos o heridos. Venganza por los ataques a Gusu y a YunMeng. Venganza por su propio padre. Poco le importaba lo que esa noche le costara, estaba dispuesto a pagar y en un momento así, ni si quiera el recuerdo de su hermano menor lo habría hecho cambiar de opinión.

Decidido, y recobrando energía de la misma adrenalina, avanzó. Paso a paso, Baxia en mano, hacia las escaleras que lo conducirían al interior del Palacio del Sol. Solo que no llegó.

WuXian, que en todo momento estuvo dando pelea a los feroces cadáveres, sabía que el tiempo se agotaba. Si quería cambiar la historia, de verdad, tenía que actuar cuánto antes. Confiando en Lan Zhan cuidando su espalda, envainó a SuiBian y comenzó a dibujar rápidamente la matriz de talismanes en la que tanto trabajó durante su estadía en Gusu.

Second ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora