Capítulo 15

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Los Grandes Ancianos, antiguos miembros del comité directivo de Cloud Recesses, han sido autoridades incuestionables, dirigentes del área de Gusu y sus alrededores desde mucho tiempo antes que incluso QiRen naciera.
Nadie se atrevía a contradecir sus decisiones. No era una opción. Su sabiduría estaba dada por los años, por la experiencia y por el trabajo de toda una vida dedicada a la Secta. Siempre había sido de esta manera y funcionaba. Cloud Recesses funcionaba.

Cuando su hermano mayor, el legítimo heredero, cayó en manos de la enfermedad del amor y no tuvo más remedio que tomar las riendas de la Secta por su cuenta, los ancianos estuvieron allí. Aún joven e inexperto, con dos sobrinos pequeños, QiRen se hizo cargo de Gusu, y los miembros del comité lo ayudaron en ello. Lo guiaron y aconsejaron, tanto en las decisiones que debía tomar como líder interino, así como también con la crianza de A-Huan y A-Zhan. QiRen confiaba en estos honorables hombres. Confiaba en ellos, en el soporte que lo ayudó a mantenerse en pie, incluso en otros tiempos, en otra vida, cuando debió permitir que el látigo mordiera la espalda de su sobrino menor. Aún en ese entonces no dudo de sus palabras. Era lo correcto. Siempre sería lo correcto. Así tenia que ser.



¿Así tenia que ser?




Aquella noche, llegado el Mao Shi, QiRen se encontraba en el Minshi meditando. Ya no era un hombre joven, y el estrés de una guerra recién finalizada sumado a los recuerdos de un futuro que no fue, comenzaban a pasarle factura. Estaba bien, su gente sobrevivió, sus sobrinos estaban a salvo. Algunas fluctuaciones de Qi no lo derrumbarían.
Pese a estos pensamientos la preocupación en su semblante era innegable. Meditar correctamente era imposible. Imágenes superpuestas de un joven de túnicas negras y ojos brillando en rojo invadían su mente. Ese era el Wei WuXian de sus recuerdos.
Un hombre despiadado y cruel, al borde de la locura y la posesión demoníaca. Un manipulador, un tirano y un traidor. Así era Wei WuXian para el mundo del cultivo, el Infame Patriarca de Yiling. ¿No es verdad? Entonces... 

¿Por qué?¿Por qué WangJi, su preciado y recto sobrino insistía en proteger a ese tipo? ¿Por qué un rostro tan frío se desmoronó ante la noticia de su muerte? 

Y más importante aún ¿por qué nunca escucho?


WangJi tenía razón. Wei WuXian no era cruel, ni despiadado. No manipulo ni traicionó a nadie. No era un villano.
Era un joven con una moral y una voluntad de hierro. Alguien valiente hasta el extremo, dispuesto a dar lo necesario por hacer lo que creía correcto y proteger a quienes amaba. Le tomó una nueva vida y atravesar otra guerra para poder entenderlo. Wei WuXian era terco, y su determinación e impulsividad podían rozar la arrogancia. Pero en su actuar no había maldad, ni codicia. No tenía ansias de poder ni de estatus.
Ante todo, aún era un niño de 17 años, igual que su sobrino. Un niño que con sus inventos y con su mente prodigiosa, los llevó a ganar la guerra, por segunda vez. Y de nuevo, era víctima de las consecuencias.
QiRen no lo diría en voz alta. Pero allí, en la soledad de su Minshi, podía admitirlo. Admiraba a ese niño. Admiraba su valentía, su determinación y su entrega. Y lamentaba enormemente no haberlo visto en aquel entonces.
Lo lamentaba, y pese a su orgullo herido, utilizaría está segunda oportunidad para corregir sus errores.

Ya era pasada la hora del toque de queda, pero las luces de la residencia privada de Lan Laoshi aún estaban encendidas. Papiros y diferentes documentos adornaban la mesa del salón principal del Minshi. QiRen para ese momento ya había decidido ignorar conscientemente el toque de queda, sin embargo, se encontraba terminando de prepararse un té verde para continuar su lectura cuando sintió el alboroto.

Second ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora