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14 de Enero del 2046 – en la noche.


La negra noche cobijaba Grace Field House, estaba tan obscura como el objetivó que se maquinaba en su mente. Tenía decidido lo que iba a hacer y aunque tenía miedo, también sabía que era la única forma que existía.

Junto a Emma, Anna y los demás seguramente iban a poder sobrevivir, y quizás de alguna manera el se iba a poder reunir con si querido hermano.

Alguna vez leyó en un viejo libro, que nuestra permanencia en este mundo tiene un motivo y al ser testigo de tantas muertes y poder abrazar a la indefensa Anna esa mañana se aclaró para el. "Su destino, parecía ser mas doloroso y difícil, pero también era el mas importante".

Con impaciencia recorrió por última vez su querido hogar. Inevitablemente una sonrisa apareció en su rostro y entonces se aproximo a las latas de combustible que había llevado al comedor.  Su vida estaba ciertamente maldita, sin embargo estaba decido a no morir como ganado. Nadie iba a devorarlo, moriría como un egoísta. Pero uno que es humano.

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La llegada de Emma había sido casi como un espejismo. Ella estaba ahí, frente a el, rogándole para que no lo hiciera.

—¡He dejado a muchos de mis hermanos caminar directamente a su perdición!— sonrió con frialdad —Honestamente merezco esto. Todos ellos eran unas grandes personas, todos ellos también eran cálidos y amables.

—¡ESPERA! —Gritó Emma cuando se dio cuenta que el muchacho estaba decidido a terminar con todo.

—¡NO TE MUEVAS! —La frenó con solo su voz. —Escucha Emma. Solo tendrán una oportunidad, por favor. No dejes que nuestras muertes sean en vano. —La pobre chica apenas y podía respirar debido a la terrible presión. Lo miró con la expresión mas dolorosa que pudo gesticular su rostro en ese momento. —Casi lo olvido, toma
—Extendió su mano entregando un libro con algunas fotografías, pero antes sacando una en especifico que en ese momento Emma no identifico.

—Esto es…

—Las tomé con la cámara que mamá me dio, están un poco obscuras por que a la cámara le hacía falta el flash.

—Nuestros hermanos —Sollozó Emma.
—cada uno de ellos.

El sonido del reloj anunciaba las 12:00 am. Por fin era 15 de Enero. —Ya es hora, a partir de ahora tengo 12 años —El cerillo en su mano tenía un color maravilloso, el color de la muerte. El miedo que lo había invadido hace apenas unos minutos ya lo estaba abandonado, dio entonces un último vistazo a la fotografía en su mano y sonrió con gran alegría. No podía irse sin al menos verla una vez mas. —Me divertí mucho con ustedes chicos, gracias. Adiós Emma…

Fuego

—¡Ray! —Sus pequeñas manos de solo 5 años se juntaron hasta quedar frente a su pequeño pecho. En ese momento Ray de solo 8 años pensó que esa extraña posición se debía al helado frio del invierno, pero mas bien estaban en esa posición como para darse valor. —Quiero que me escuches. Yo… Te quiero mucho. Mucho mas que a cualquier otra persona en este mundo y va a ser así para siempre. Tu me prometiste buscarme siempre que me pierda y por eso quiero permanecer a tu lado siempre, para que no tengas que salir a buscarme.

—¿Que significa todo esto?

—Eso… ¡Yo quiero que siempre estemos juntos! —Habló con todas sus fuerzas.

Fuego

Me emocionaba la idea de tener una familia pero...
Me alegra no ser yo quién se marchara hoy. No me quiero ir sin ti.

ray y anna- La promesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora