Cap. 8

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EIRA.

Estoy segura de que la cara que tenía era de desprecio total. Y no es que en realidad lo despreciara, sino que realmente me asustó y eso me hizo poner esta cara.

-Hola, perdón por interrumpirte.

-Asustarme más bien- le corregí.

Sonrió un poco y continuó. -¿Es verdad que Pamela se va?

-Ya se fue.

-¿A dónde?

-No te diré Mateo, déjala respirar un poco. Ya le has hecho daño como para querer volver a verla.

Silencio.

-Si en verdad dices quererla, solo dale su espacio.

Guardó silencio y parecía que no iba a decirme nada más, así que con eso terminé y me fui. No había motivo para quedarme cuando Pamela no estaba, así que solo regresé a casa.

-

-¡Mauuu!- maúlla Oreo bajo mis pies mientras entro a casa.

-¡Maaaa!- grito para que mi madre pueda escucharme, pero ella no me responde, así que subo las escaleras y trato de buscarla. Su bolso no está, supongo que salió a comprar.

Entro a mi cuarto, camino lentamente a la cama. Las ventanas están un poco abiertas y las cortinas de la misma se mueven un poco por el viento, camino hacia ellas y cierro las ventanas. Bajo la mochila y acomodo algunas cosas.

Hasta que los pensamientos llegan nuevamente...

"No estás haciendo nada con tu vida", "solo sabes perder el tiempo", "ni siquiera eres capaz de hacer amigos", "Pamela se ha ido", "deja de fingir Eira", "Dios está decepcionado de ti", "solo lo buscas cuando quieres", "¿crees que orar para comer es suficiente?", "por eso no está contigo y por eso estás vacía", "tu físico está feo", "no haces ejercicio", "esas chicas en redes sociales son mejores que tú", "estás plana", "Jake te ha olvidado y seguramente está con una mujer mejor que tú y más bonita", "ya olvídate de él, ni te recuerda"

- ¡¡YAAAA!! Basta Eira- grito con un nudo en la garganta, empiezo a sollozar caminando a la cama y cayendo sobre ella. Con la cara boca abajo adentrándome más a la cama como si pudiese traspasarla.

-

EVA

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EVA.

- Sé que no puedo terminar de conocer a alguien, pero si sé que mi hija está cambiando. Estoy segura de que le pasa algo, la he notado muy decaída. Por más que ella trate de ocultarlo y fingir felicidad, por más que le pregunto si pasa algo, ella no me dice nada; solo lo niega. Eso me preocupa, pero... ¿Hay algo en que pueda ayudarla? Es muy probable que el espíritu del desánimo esté en ella y la haga sentir mal, así que seguiré tratando de hacerla sentir mejor, importante y querida.

Voy pensando vagamente en todas estas preocupaciones que tengo mientras camino de regreso a casa.

He estado pidiendo mucho a Dios por mi Eira, todas las noches oro por mi familia. Trato de hacer lo mejor, pero yo sé muy bien que me falta dar más y es lo que estos meses he estado haciendo para poder darle un buen ejemplo a mi hija Eira.

Más allá de un sueño...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora