I: El otro ser del costado

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18 de mayo del 2003

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18 de mayo del 2003

Desde la muerte de aquel chico, quién por nombre tenía "Magnus". Mi vida no volvió a ser la misma de antes...

¿Cómo empezar? Los cambios que se me presentaban fueron muy drásticos, que ni yo mismo podría controlar mis acciones para retener algún acontecimiento que pueda cambiar. Absolutamente todo, fue muy difícil de aceptar. Hasta ahora me carcome el hecho de pensar que asesine a ese tipej... ¡Ah!... Sujeto.

"Oh querido Shad, reconoce ese gran error y olvida el pasado. Esa pobre alma debe estar deambulando entre la faz de la Tierra, ya pasó, calmate..."

Continuando, la gente se percató que "casualmente", mataron a un miembro más de la familia Arcorn—a parte de Sally—. No les pareció coincidencia que en el MISMO DÍA, ya había dos crímenes contra esta familia y por mera suerte no lograron identificar al infeliz homicida, es decir, a mi. Aunque varias patrullas de policías vinieron a la residencia de mi difunta amiga que descanse en paz, incluyendo al detective más capo y astuto no pudo dar con mi paradero. Ese tipo que me lleva seis años, Silver Macroville, apenas encontró algunas pistas y las guardo como pruebas para descifrar al desalmado... ¡Y si... Ahora me crítico!

Hice bien el trabajo de limpiar la casa e incinerar toda muestra de sangre tanto como mías—que solo eran unas gotas de la pelea—y la de Magnus, en especial el bate, no deje ni una ceniza en aquel viejo hogar. Y me pregunto cómo le hice para sacar tanta velocidad en un certamen. Pareciera que consumí burundanga o alguna droga que hicera que perdiera la noción del tiempo, ¿qué mierda me paso? Ni idea.

Últimamente, dicho albino frecuenta mucho en la zona del crimen. Esto no me daría buena espina, a pesar de la carencia de pruebas. De aquí crece mi nuevo terror.

¿Y las reacciones? Fueron demasiadas, actuaban como una montaña rusa de arriba a abajo, desde la sorpresa hasta el llanto. Lo que más se vieron afectados son mis amigos y los menos fueron de ese grupo que me para jodiendo, al menos Knuckles si mostró una sincera cara de lástima y de los otros ni hablar, solo facetas que cubrían su arrogancia.

—¡The Hedgehog! Atiende al cliente y deja de estar parado como un sonso— gritó el señor Caviares, no estaba de buen humor o nunca lo estuvo iniciando la vez que entre a su tienda de antigüedades para trabajar. De hecho, si se ganaba unos buenos dolares por el precio de las baratijas que el mismo propietario de esta tienda, dice que son originales. Aunque, yo no creo en eso.

—Si señor...—susurré—¿Qué desea señorita?

—¿A cuanto el collarín de por ahí?— señaló una joven que al parecer si era atractiva, pero no a mis propios ojos, digo, se ve linda, sin embargo no siento "atracción".

Insane: Descubrimiento | Shadow the Hedgehog - Shadails ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora