Capítulo 1

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Narra Jimin:

Fruncí el ceño, al sentir el sonido de la alarma sonar. Con pereza la apagué y me senté sobre la mullida cama. Miré alrededor y sonreí al fijar los ojos sobre uno de los enormes osos de peluche que se encontraba en una de las esquinas de mí cuarto.

- Buenos días Yoonnie... - Hablé con voz ronca hacia el pequeño gatito negro sobre la cabeza del enorme animal y luego de estirarme y calzarme mis pantuflas de perrito, me dirigí al baño.

Al salir, tomé a mi minino favorito y lo senté sobre la mesa, mientras me servía un poco de leche y cereal.

- Al parecer hoy también hará frío... - Hablé haciendo un puchero, mientras terminaba mi desayuno.

Una vez listo, tomé mi mochila y colgué de ella al pequeño felpudito. Sonreí al verme en el espejo y salí de mi departamento, para dirigirme a la escuela.

Mis padres viajaban continuamente, por lo que había sido transferido de escuelas varias veces y siendo este mi último año de secundaria, les pedí de favor quedarme en una, aunque sea por una sola vez. Ellos accedieron y me consiguieron donde vivir.

Se podría decir que tengo la vida que todo adolescente quisiera, pero...

- Mira Yoonnie...¿no es bonito?. – Hablé observando en una vidriera un cuadro con una familia sonriente en él. – Ojalá ellos pudieran venir... - Solté un suspiro y seguí mi camino.

Así es, mis padres estaban tan ocupados con su trabajo que hacía bastante que pasaba las fiestas, cumpleaños y días importantes, completamente solo. Bueno, no del todo, Yoonnie siempre estuvo conmigo. Mamá me lo dio a mis cinco años cuando gané un certamen de baile. Digamos que, desde ese día, ella y papá solo enviaban peluches en los días que no podían venir a estar conmigo. Siendo sincero, me gustaban mucho, pero...en serio quisiera que ellos estuvieran aquí.

Observé al otro lado de la calle, como una pareja iba tomada de las manos. Bajé la mirada, ese es otro detalle...había intentado salir, tanto con chicos como chicas, pero, cuando iban a casa y veían mi pequeña/gran colección de animales felpudos, terminaban por insultarme o burlarse de mí. Por eso, desde que llegué aquí, mis únicos amigos habían sido Taehyung y su novio Jungkook. Nunca tuve que ocultar mi forma de ser con ellos, más aún cuando descubrí que al segundo, también le gustaban las cosas suaves y esponjosas.

- ¡Jiminnie!. – Sonreí al ver al de sonrisa cuadrada y corrí hasta él.

- Buenos días. – Saludé alegre y ambos continuamos el camino juntos.

En la escuela, atraía varias miradas. Aunque no les daba mucha importancia, o trataba de que así fuese.

- ¿Qué pasó con Seulgi?. – Preguntó con mirada curiosa. Suspiré.

- Lo de siempre, al final solo se burló de Yoonnie y la dejé hablando sola. – El día anterior, aquella chica me citó para hablar en el patio trasero, pero en cuanto sus ojos se fijaron en el gatito colgante, las mismas palabras de siempre brotaron de su boca.

- Lo lamento... - Dijo con un puchero.

- No te preocupes, no estaba interesado realmente en ella. Supongo que fui por curiosidad. – Tae asintió, mientras nos acomodamos en nuestros lugares.

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Así era todos los días, iba con Tae a la escuela, ciertos días recibía declaraciones que terminaban como esa última y en la salida, Jungkook venía por él. A veces, como hoy, los acompañaba hasta la pastelería de su abuela, amo las cosas dulces, por lo que, casi siempre que venía, terminaba por llevarme un par de pastelillos.

Christmas Wish (Jimsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora