CAP 1 Calles vacías

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Nuestra historia comienza un día lluvioso, donde una figura paseaba plácidamente en la calles vacías. Una voz lo alertó, procedía de un balcón.
- Koko, hombre, cuanto tiempo!
Mierda, ya sabía de quién era esa voz.
- Ah, hola Sanzu, me alegro de verte- dijo con una voz no demasiado convincente. Este sabía que juntarse con esa persona nunca traía algo bueno.
- quería saber cómo se encuentra mi tacaño favorito. ¿Qué tal te ha ido?
- Sanzu, no ha pasado menos de unas semana desde que nos vimos en la reunión pasada. - Koko contestó al mensaje del otro. - además, ¿qué haces a estas horas de la noche afuera?

- lo mismo digo señor Koko, ¿Qué hace un señorito de clase alta vagando por la noche en un día como estos? - Koko sabía que ese tono no era lo mismo que sus palabras.

- haber, si estoy vagando será por una razón, y la cual no te incumbe. Ni siquiera quería encontrarme contigo, eres una de las personas que a nadie me gustaría encontrarse en la noche. - las palabras se le escaparon de los labios.

Sanzu le miro con cara de póker, parecía una mirada fría y sin ningún afecto. Koko pensó que se había pasado de la raya, y mientras tanto de que pensaba no se dió cuenta que el peligrosa saltaba justo encima de él. Para no se arrollado y pisoteado, se tuvo que apartar bruscamente contra una pared cercana.

- hahahaha, te acabas de ver que tú preciosa vida como damisela de la corte quedaba reducida por mis pies. - exclamó Sanzu con una risa incontrolable.

- muy gracioso, ya me gustaría verte arrastrándote por las sucia calles por la culpa de que esa caída no te hubiese salido bien. - espertó Koko con la intención de generar un miedo en Sanzu.

- pero que amigo más majo tengo... - dijo- ahhhh, espérate, ya se lo que te venía yo a decir. Este sábado, el el club de debajo de las escaleras moradas, se va ha organizar un pedazo de fiestón que todo el mundo va a asistir. ¿Te apetecería ir? Van a ir gente guapísima, sobre todo aquél rubio que te parece monísimo...

Espera, ¿acaba de decir que hay una fiesta y él no se había enterado? Por el dinero de la abuela! No sabía que esas cosas se hacían sin su presencia. Sobretodo cuando no había dinero para organizarla, el ángel de la guarda de todo el mundo bajaba a ayudar financieramente. Obviamente, ese ángel era él.

- repite eso de nuevo - exclamó Koko.
- pues que va a haber una fiesta... - NO, ESO NO, ¡LO OTRO! - cortó Koko
- Haber, ¿quieres que te lo explique cómo señora mayor que eres? Empezemos, H-A-Y U-N-A F-I-E-S-T-A...
Koko ya lo escuchaba la voz que me estaba hablando, solo tenía en mente la palabra ''rubio''. Mierda, ya se había olvidado ya de esa persona, no era la necesidad de recordarlo de nuevo, con lo tranquis que había estado...

- Koko estas pálido, ¿me estabas escuchando? Bah, seguramente esos audífonos no estaban funcionando correctamente, ¿no es así señora mayor?

- shhhhh, estaba pensando en tus palabras. Además no soy una señora vieja, el viejo vas a ser tú si sigues tomando esas sustancias, que yo que se de dónde las sacas...- ¿donde se pueden comparar esas dichosas entradas? - preguntó Koko.

- nada mi tacaño, para ti, son gratis.
Al finalizar saco un par de entras doradas de su bolsillo y las meneó en el aire. Koko al ver el deslumbramiento de estas las agarró rápidamente y se las metió en el bolsillo.

- vaya, no sabía que te gustasen tanto las fiestas... Pensaba que te gustaba quedándote en tu casa contando en dinero que sacas. - pronunció Sanzu al ver la reacción del otro.

Bueno, Koko no le interesaba la fiesta, solo le interesaba el ''rubio'' que asistiría a la fiesta.
Koko se despidió y se aseguró que tenía las llaves a mano, típico de Sanzu robarlas. Entró a su casa y se apresuró a hacer las tareas nocturnas. Para el momento que se iba a acostar, recordó los dos rectángulos brillantes. Las sacó del bolsillo del abrigo y las miró a la luz de la lámpara.
Para cuando le entró sueño estaba tumbado en su colcha, pensando en lo que sucedería ese día.

- buenas noches mi querido Inui, pronto nos veremos - con esto, Koko abandono al reino cociente y se sumergió en el mar de los sueños.




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